La extinción de la especie humana: capítulo 2, la ignorancia

Para que la especie humana se extinga, es absolutamente imprescindible que una gran mayoría viva flotando en una espesa neblina de ignorancia. La gente ignora qué alimentos son los correctos para conservar la salud, condiciona el contacto con los agentes naturales en base a unas ideas absurdas, la inmadurez emocional colectiva causa estragos con las relaciones entre semejantes y, lo que es peor, cuando el cuerpo se desmorona agotado por las causas enunciadas, se le ataca despiadadamente con muchos y variados venenos, a cada cual más mortífero.

En este artículo voy a utilizar un lenguaje que no pasará la aprobación de los que han sido amamantados con el “buenrollismo” de lo “políticamente correcto”. Por el bien de los ignorantes que lean este artículo, que si volaran cubrirían el Sol, intento utilizar un lenguaje que les pegue una patada en el hígado, con la sana intención de que les sirva de revulsivo de su estado semiconsciente de duermevela. Como sé que a la ignorancia siempre le acompaña la soberbia unida como una lapa, me aprovecho de esos defectos atávicos para utilizarlos como armas arrojadizas contra su desidia e indolencia.

Vayamos al grano. Hay varias clases de ignorancia, que se pueden dividir en dos grandes grupos: las provocadas o inducidas y las voluntarias o escogidas.

VEAMOS LAS INDUCIDAS

La ignorancia de la población inducida por los que mandan la podríamos dividir en estos tres grandes subgrupos, atendiendo a la forma de cómo se inducen:

1 – IMPIDIENDO O CENSURANDO EL ACCESO A LA INFORMACIÓN O EL CONOCIMIENTO

Antiguamente se impedía el acceso de la gente al conocimiento o la información de varias maneras:

  • Se mantenía a la población analfabeta y sólo los poderosos tenían acceso a los libros.

  • No se permitía la traducción a las lenguas vulgares de La Biblia, de esa forma la gente tenía que creerse lo que les decían sin poder comprobarlo.

  • Si algún libro decía algo inconveniente, se censuraba o, lo más habitual, se quemaba en una hoguera.

  • Si los conocimientos prohibidos se transmitían por vía oral, entonces, en vez de quemar el libro se quemaba a las personas que decían las verdades incómodas.

Hoy en día ese problema se ha resuelto de una manera más civilizada: en vez de destruir o censurar la información incómoda (cosa que en Internet sería imposible de conseguir), se la entierra bajo miles de millones de páginas que, o bien no dicen nada interesante, o repiten como papagayos las consignas de los de arriba.

La dificultad de encontrar información valiosa enterrada en toneladas de basura, junto con la pereza congénita que los seres humanos heredan al nacer, consiguen un nivel alto de ignorancia entre la población.

A los pocos que bucean entre las informaciones interesantes y cometen el error de querer informar de sus hallazgos a sus congéneres, se les trata de charlatanes conspiranoicos y son presentados a la sociedad como locos peligrosos que llevan un gorro de papel de aluminio en la cabeza.

Un buen ejemplo de censura indirecta e impedimento de la divulgación del conocimiento lo tenemos con la web de Ibn Asad. Parece que la han estado atacando hasta que ha tenido que buscar otro sitio en el que seguir. A los lectores de la nueva hornada les recomiendo encarecidamente sus libros, pues a los habituales de este blog ya les hice la misma recomendación hace varios años.

Aquí tenéis su nueva web.    http://elhijodelleon.webs.com/

2 – DESTRUYENDO Y EMBOTANDO LA MENTE CON PRODUCTOS QUÍMICOS

La forma más rápida y segura de mantener a la población ignorante es animándola a que se deje llevar por sus defectos, al mismo tiempo que se ridiculiza a las personas que aparentan ser virtuosas (en la realidad no hay casi ninguna que lo sea).

Para normalizar e incentivar la vida antinatural, se sacan en TV a los famosos más cargados de vicios que se puedan encontrar. Con la mayor normalidad hablan de comer basura, fumar, consumir alcohol todos los días, acompañado de un amplio abanico de drogas de todos los colores, legales e ilegales. La sonrisa cómplice del presentador ante el consumo de sustancias ilegales por parte de los famosos, es el sello de aprobación que empuja a la mayoría a aventurarse en las procelosas aguas del consumo de sustancias desconocidas, de las que no conocen ni su procedencia, ni su composición, ni los efectos que les pueden producir, ni mucho menos sus daños colaterales, en el corto, medio o largo plazo.

Es curioso que a muchas personas que les da asco comerse un alimento en el que se ha posado una mosca, luego se metan en el cuerpo sustancias que han sido preparadas en tugurios sin aseo ni agua corriente, por gente que no suele lavarse las manos. Productos a los que se les añade matarratas intencionadamente, para que los estúpidos de los usuarios confundan el estar envenenado con el estar colocado. Su nivel de estupidez e ignorancia alcanza su máximo esplendor cuando les oyes decir al día siguiente: la mierda que me metí anoche era tan buena y tan potente, que no me acuerdo de nada.

Esos potentes neurotóxicos ilegales, junto con los legales (mercurio, aluminio, glutamato, aspartamo y el resto de los aditivos), están convirtiendo a los seres humanos en robots programados para seguir las modas más absurdas y practicar la ruleta rusa con su salud física y mental.

Puedo comprender que cualquier adicto a cualquier droga le robe el monedero a su madre para conseguir aliviar la desesperación de su síndrome de abstinencia. Pero que un niño o adolescente que todavía no está enganchado a nada, hable con la mayor naturalidad de emborracharse hasta perder el conocimiento (cosa difícil para alguien que no tiene ninguno), o iniciarse en drogas duras para ser aceptado como uno más en una pandilla de analfabetos funcionales, es sobrecogedor a la par que terrorífico.

Estos son algunos de los brutales resultados de haber cambiado la escala de valores por un catálogo de caprichos en la educación de los niños y adolescentes. De recitarles todos los días sus derechos, pero sin haber mencionado nunca ninguna de sus obligaciones. De burlarse de los pocos que todavía se esfuerzan, y de igualar a todos los de una clase al nivel del más vago, como sutil manera de disfrazar el estrepitoso fracaso de la educación actual.

Otra forma rápida de conseguir el mismo objetivo son el brutal consumo de azúcar, las vacunas y los antibióticos. Estos tres jinetes del Apocalipsis trabajan en equipo. Las vacunas vuelven loco al sistema inmunitario. Los “anti-vidas” destrozan la flora intestinal y permiten la proliferación de hongos cándida, y el azúcar los alimenta y los vuelve peligrosos. Cuando los hongos provocan la permeabilidad del intestino, los nutrientes que lo traspasan confunden al sistema inmunitario, previamente engañado por las vacunas. La reacción del sistema inmune es lo que se conoce como enfermedades autoinmunes, que no es una enfermedad, sino el resultado de varias locuras hechas a la vez.

Desgraciadamente, muchas de las personas con cándida son evaluados como hipocondríacos, depresivos, etc., y tratados con ansiolíticos o antidepresivos. Los psicofármacos impiden cualquier posibilidad de que alguien pueda aprovechar la información y el conocimiento utilizando el sentido común y razonando con lógica.

3 – ADOCTRINANDO CON DOGMAS RELIGIOSOS O POLÍTICOS QUE NIEGAN LA REALIDAD

Hoy en día se imparte una educación que evita, desfigura o ridiculiza los temas importantes, centrando la atención en cosas banales.

En los temas más importantes para la especie humana, como son la salud, el dinero, el amor, la libertad y la educación de los hijos, se construyen unas teorías fantásticas con las que se hace comulgar al público en masa. Si alguien se atreve a discrepar de las teorías oficiales, será ridiculizado o despedido de su trabajo (en otros tiempo hubiera sido lapidado o crucificado).

Pongamos algunos ejemplos de adoctrinamiento para que el lector se haga una idea más concreta de los mecanismos utilizados.

EN LA SALUD

Lo primero y más importante en cuestión de adoctrinamiento es quitarle todo el significado a las palabras.

La palabra “salud” ha dejado de significar un derecho inalienable que cualquier ser vivo disfruta al nacer, para ser convertida en una mercancía cara y difícil de conseguir. Se inculca la idea a la población de que para tener un buen nivel de salud hay que invertir muchos miles de millones en el sistema sanitario. Y la gente pide eufórica mayor presupuesto para salud, pues sumida en la ignorancia que le han inducido, piensa que ese dinero lo pagará el gobierno de su propio bolsillo.

Es muy útil dirigirse a una población ignorante para decirle una cosa y hacer al mismo tiempo la contraria sin que nadie note la más mínima incoherencia. El caso más flagrante es el dogma de que la medicina oficial está basada en la ciencia, mientras la gran mayoría de estudios científicos se basan en fraudes, baile de datos, ocultación de resultados “inconvenientes” o invenciones descaradas de realidades inexistentes.

Se alarma a la población con virus dibujados en el ordenador. Se utilizan pruebas de diagnóstico que juegan con la vida de las personas sin ninguna base científica. Se aplican tratamientos con graves efectos secundarios que nunca han curado a nadie. Se hacen trasplantes de órganos que se podían curar con productos baratos al alcance de todos. Y se ha conseguido que el mal uso y abuso de los medicamentos sea la tercera causa de muerte en el mundo (según mi opinión es la primera, pues las dos causas de muerte que van delante, en su gran mayoría son producidas también por los medicamentos).

Resumiendo: se mantiene a la gente ignorante de la forma de mantener una salud a prueba de epidemias con una vida natural, barata y sencilla. En vez de eso, se tiene a la población atemorizada con las nuevas epidemias y enfermedades que se van publicitando en los medios. Todos deben llegar a pensar que dependen de los sumos sacerdotes de la salud, y que sin su divina providencia morirían cientos de veces.

Todas las instituciones que se dedican a adoctrinar utilizan el miedo como su arma principal. No importa que sea el miedo a la muerte, a la guerra, al dolor o a los sufrimientos de estar el resto de la eternidad en el infierno dentro de una caldera con aceite hirviendo. Lo importante es que la gente esté paralizada por el miedo para que no pueda razonar con claridad y ver las evidentes contradicciones diarias que los médicos cometen en el ejercicio de su profesión.

EN EL DINERO

Para cumplir efectivamente su papel en la economía, lo que se designa como dinero debe tener las siguientes cualidades:

    • debe ser estandarizado, sus unidades tienen que ser de igual calidad, no debiendo existir diferencias físicas entre ellas.
    • debe ser ampliamente aceptado y reconocible.
    • debe ser divisible para permitir transacciones de poco valor monetario.
    • debe ser fácil de transportar.
    • no debe ser fácilmente deteriorable pues perdería su valor.
    • es un medio de pago y de intercambio.
    • Y la cualidad más importante, tiene que mantener el poder adquisitivo a lo largo del tiempo.

Como cualquiera puede comprobar, lo que la gente admite como dinero no cumple las cualidades mínimas para ser considerado como tal. Se ha adoctrinado a la gente a aceptar el papel moneda como dinero, para que ninguna de las cosas importantes se parezcan en la realidad a lo que realmente deberían ser.

Si el dinero siguiera siendo lo que ha sido durante milenios, no podrían robarle a la gente el producto de su esfuerzo sin que se diera cuenta, como ocurre ahora con los papelitos de colores.

Durante miles de años el dinero ha sido las monedas de oro y de plata, pero eso tenía un problema, si le robabas a alguien unas monedas de su bolsillo se daba cuenta enseguida, y si pretendías robarles monedas a toda la población a la vez, te encontrabas con una revolución.

Para solucionar ese inconveniente se ha hecho creer a la gente que el papel moneda es dinero. A partir de ese momento ya se puede robar fácilmente el dinero de la gente sin que se dé cuenta. El truco es muy sencillo: imprimes dinero nuevo y lo pones en circulación. Cada billete nuevo que se imprime rebaja el poder adquisitivo de todos los que ya hay en circulación, pero como eso no se nota en el color ni en el tamaño de los papelitos que tiene la gente en el bolsillo o en el banco, se pueden robar miles de millones sin que nadie se queje.

Como en todas las cosas importantes, la única manera de poder robar al pueblo es mantenerlo ignorante. Nadie debe darse cuenta de que se ha cambiado el significado de todas las cosas que son importantes para la vida y la felicidad de los seres humanos.

Sigamos con el asunto más importante de todos…

EL AMOR

A la palabra “amor” se la ha despojado de cualquier parecido con la realidad. Peor aún, a nivel de pareja se la ha rebajado arrastrándola por el barro de las pasiones, lujurias, sentimientos contradictorios, celos, etc.

En el nivel familiar al Amor se le suele sustituir por el apego, por discriminación positiva, por ceguera selectiva con los que se dice que se ama. Los padres otorgan todos los caprichos a los hijos en un intento desesperado de ser sus colegas, acto que se puede calificar como el error más grave para su educación y la muestra más clara de la falta de amor por los hijos.

El AMOR es un estado de la persona, o se está en ese estado o no. Ese estado no depende de la belleza o de las virtudes de los demás, pues en ese caso dejaría de ser Amor para convertirse en una transacción comercial. La persona que se encuentra en estado de Amor no espera nada, hace lo que debe hacer sin ningún motivo personal.

La persona que realmente rebosa de Amor no escoge a quién benefician las cosas que hace por Amor, del mismo modo que la fuente que mana agua no escoge a las personas que van allí a apagar su sed. Tampoco les exige que hayan sido buenos en el pasado, ni espera que le agradezcan el agua fresca que les ha proporcionado.

Pero esa forma de describir el amor, que es la única posible, no interesa a los de arriba. Si la gente comprobara personalmente la dicha y la plenitud que se disfruta estando en ese estado, dejarían de buscar las migajas que les da la sociedad con las satisfacciones baratas y efímeras que les proporciona. Si sintieran en sus carnes que el inmenso placer que proporciona el Amor lo disfruta el que lo reparte, y casi nunca el que es beneficiado por él, todos los egoístas se pasarían al otro lado.

El Amor de verdad es un pegamento que aglutina a la familia. Pero el concepto de familia tradicional es algo que los de arriba quieren destruir. No se puede lograr que la gran mayoría de una sociedad esté acomplejada, débil, enfermiza, dependiente e ignorante, si su pertenencia a una familia tradicional le protege de casi todas esas lacras. En las grandes familias tradicionales, que ya casi no existen, el miembro que tenía algún problema encontraba apoyo, ayuda, cuidados, y, sobre todo, buenos consejos basados en la experiencia de los miembros más mayores. Hoy en día, cuando un individuo cree tener un problema, va al psiquiatra y le recetan psicofármacos sin mirarle a los ojos.

Nos han adoctrinado para ignorar totalmente el Amor y pasar a ser dependientes de las ayudas del Papá Estado, que para poder ayudar a una persona primero tiene que desvalijar a dos.

LA LIBERTAD

Es curioso que los que aparentan ser los mayores defensores de la libertad sean los primeros en querer obligar a las personas que, ejerciendo su libertad, quieren hacer o decir las cosas en arreglo a sus conocimientos o convicciones.

Se pretende obligar a los padres a vacunar a sus hijos. Hay jueces que dictan resoluciones por las que se obliga a un menor a chutarse quimioterapia, contra la voluntad de sus padres. Se le ponen mil trabas a que unos padres cultos y responsables puedan escolarizar a sus hijos en su propia casa, bajo amenazas de perder la custodia de sus hijos. Se mete a la gente en la cárcel por ejercer el derecho de libre expresión y decir que la mayoría de lo que se cuenta del Holocausto es mentira. Se niega la presunción de inocencia a la mitad de la población española, y se olvida la ley que dice que el que acusa debe aportar la carga de la prueba. Los delitos de odio basados en el racismo y xenofobia sólo se aplican en una dirección.

Nadie quiere darse cuenta de que para que alguien sea totalmente libre, los demás tienen que respetar sus derechos, ideales y opiniones. Que la libertad de cada uno termina donde empieza el derecho a ser libre de la persona de al lado.

El condicionamiento cultural y el adoctrinamiento en las escuelas ha logrado que la población en general tenga un desconocimiento absoluto de lo que implica una sociedad de individuos libres. No hace muchos años, las turbas enardecidas linchaban a cualquiera que tuviera ideas propias y no aceptara las normas establecidas. Hoy en día ya no se lincha a los disidentes, quizá más por pereza que porque la masa se haya civilizado. Al que se sale del tiesto y hace o dice algo “políticamente incorrecto”, se le acusa de racista, facha, machista o todas esas cosas a la vez.

Conclusión: Libertad=cero.

LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

Los padres que hoy tienen hijos no tienen la más remota idea de cómo conservar su salud, y mucho menos la de sus hijos. La gran mayoría no lee las hipotecas, préstamos o escrituras que firma. Si alguna vez han visto un acto de Amor, lo primero que pensaron fue que esa persona era idiota. Y su concepto de libertad es poder elegir entre carne y pescado cuando van a un restaurante. Lógicamente, con esa materia prima, el producto terminado, que es la educación de los hijos, será exactamente como los de arriba habían planificado que tenía que ser: una generación de ignorantes, egoístas, débiles, enfermos, adictos a varias drogas, que desconocen el valor de las cosas, que nunca han oído hablar de una escala de valores humanos y que hacen un consumo insostenible, teniendo en cuenta que vivimos en un planeta finito.

Para evitar que alguien empiece a dudar si se hacen las cosas bien, todos los días se dice en la tele que tenemos la generación mejor preparada de la historia. Así se evita que nadie ponga en duda la fantasía que le han contado sobre las cosas que son posibles en este planeta y las que no lo son.

IGNORANCIAS VOLUNTARIAS

Una vez que hemos repasado las ignorancias más representativas de entre todas las que le han sido inducidas a la población, ahora vamos a ver aquellas que la gente abraza de forma voluntaria. Lógicamente, empujados hacia la ignorancia por sus propios defectos, que también ignoran que los tienen.

La ignorancia voluntaria que más habitualmente se asume es por…

PEREZA

Si tomamos como ejemplo a un individuo de 30 años al que nunca nadie le ha explicado que la comida y el dinero no caen del cielo; que se le han otorgado siempre todos los caprichos sin pedirle a cambio ningún esfuerzo por su parte; que cuando era pequeño su mamá le decía que era el rey de la casa, pero más tarde nadie le ha dicho que eso era una frase hecha, y que no debería tomarla al pie de la letra; que cuando pide dinero a sus progenitores para irse de botellón, se lo dan sin rechistar con una sonrisa cómplice; y cuando su madre sale de compras, el niño grande le dice que le compre tabaco; con esos mimbres, es casi imposible evitar que la vida de ese ser no acabe totalmente arruinada.

Durante toda su vida nadie le ha dado nunca ninguna motivación para esforzarse haciendo algo para mejorar su vida, y lo de mejorar la de los demás ni siquiera se le ha pasado por la cabeza.

Criado en ese caldo de cultivo, cuando alguien le diga un día que los excesos de alcohol son muy malos y que no debería comer salmón tan a menudo, pues contiene demasiado mercurio, será muy fácil adivinar su reacción.

Si decide actuar científicamente frente a la advertencia y comprobar si es verdadera, tendrá que afrontar dos cosas desagradables. 1) Tendrá que hacer un esfuerzo buscando información y comprobando si la advertencia es correcta. 2) Y la peor de las dos, si fuera verdad, tendría que renunciar a esos estúpidos vicios que tanto le gustan.

No hace falta ser un genio para adivinar cuál será la reacción del niño con cuerpo de adulto: ignorará voluntariamente la advertencia que le han hecho, y para acallar su conciencia dirá que si eso fuera verdad lo advertirían todos los días en la tele.

Y de esta forma, este ignorante voluntario seguirá arruinando su vida, a pesar de que tuvo la suerte de que le llegara la información adecuada en el momento oportuno.

IRRESPONSABILIDAD

Para no tener que describir la vida de otro, si el mismo sujeto anterior tiene un hijo, y tiene la inmensa suerte de que alguien le dice que vacunar al niño es bastante peligroso, le pondrá en un brete, que el sujeto resolverá acudiendo a otro de sus defectos congénitos: la irresponsabilidad.

Ante la idea de responsabilizarse de la salud y la vida de su hijo; de tener que informarse concienzudamente y leer cientos de estudios; de tener que imponer la verdad por encima de la sociedad de los intereses creados, es imposible no adivinar cual será su decisión: delegará la decisión y la responsabilidad de su hijo en manos del pediatra y se irá al bar a jugar al dominó con los amigos.

Con este ejemplo podemos ver otra ignorancia asumida voluntariamente antes de coger las riendas de la propia salud y la de las personas bajo su responsabilidad y tutela. La frase que dirá como excusa la he oído cientos de veces: sabrás más tú que el médico.

SOBERBIA

Para este ejemplo tomemos un catedrático en medicina al que en una charla informal yo le digo que si no es capaz de proporcionarme las referencias primarias del aislamiento del VIH y del virus de la hepatitis C, no debería seguir contando esas mentiras en la universidad. Hasta ese momento se le puede dar el beneficio de la duda de que no hubiera comprobado personalmente esas mentiras, pero a partir del momento en el que yo le digo que no existen, si sigue contando falsedades sin comprobar lo que le he dicho, su actitud pasa de ser negligente a criminal.

Hasta un niño de pocos años es capaz de adivinar lo que hará este hombre: no puede comprobar lo que le he dicho por soberbia. Si lo que le digo fuera mentira, hubiera hecho el ridículo haciéndole caso a un charlatán como yo. Y si lo que le digo fuera verdad, sería todavía peor, pues tendría que seguir el resto de su carrera diciendo las mismas mentiras, pero ya sabiendo que había entrado a formar parte del crimen organizado.

Esta ignorancia voluntaria se asume en parte por soberbia y en parte para mantener los privilegios de una casta corrupta que se enriquece con el sufrimiento ajeno.

MIEDO

Para mostrar la asunción de una ignorancia voluntaria por miedo, el mejor ejemplo es un falso diagnóstico de cáncer.

A una persona que le hayan puesto la etiqueta de cáncer en la frente, ya no importa nada de lo que le puedas decir, los estudios que le enseñes, los artículos del Dr. Juan Gérvas en los que lo explica muy claro, etc.

Esa persona está aterrada y se quiere aferrar a lo que cree más seguro para su salvación. Desgraciadamente, cuando repasa en su mente buscando lo que cree la solución más fiable, en sus recuerdos sólo encuentra las frases “póngase en manos de un experto” y “cuando esté enfermo déjese de tonterías y acuda al médico”.

El mayor problema de tomar decisiones paralizado por el miedo es que caes en la paradoja de que, buscando la solución más segura, eliges inconscientemente la más peligrosa.

Por eso muchas campañas de la Farmafia son diseñadas con el único fin de sembrar el miedo, pues es el defecto humano que más dividendos produce.

AVARICIA

Durante los últimos 50 años, me he interesado y he dedicado una buena parte de mi tiempo a dos temas que considero importantes: la salud y el dinero.

Que la salud es importante pienso que no necesita ninguna explicación, pero quizá sea conveniente explicar los motivos por los que considero el dinero como algo importante. Lo único importante del dinero es tener cada día el dinero suficiente para comprar tu libertad y no verte obligado a hacer algo que no te gusta o que es inmoral o insalubre para poder vivir con dignidad. Esta idea me ha llevado a convertir en mi profesión los conocimientos y técnicas necesarias para manejar correctamente el dinero.

Debido a mi forma de ganarme el sustento y a la última crisis que arrastramos desde el 2008, durante los últimos años he conocido bastantes ejemplos de personas que voluntariamente querían seguir siendo ignorantes por avaricia.

He perdido bastante tiempo advirtiendo a la gente del timo de las preferentes sin ningún éxito. Yo les decía que se estaba jugando sus ahorros a cara y cruz, mientras el empleado del banco le decía que eran igual de seguras que un plazo fijo y sin ningún riesgo, pero con un interés muy alto. Yo les proporcionaba datos fiables que figuraban en el mismo folleto de cada emisión, donde se enumeraban los riesgos detalladamente (se puede comparar perfectamente con el prospecto de cualquier medicamento, en el que consta una larga lista de efectos adversos que los que consumen el fármaco procuran no leer). El empleado del banco le decía verbalmente que cuando quisiera podría recuperar su dinero (con la misma naturalidad que el pediatra les dice a los padres que las vacunas no tienen riesgos).

La persona en cuestión tenía dos opciones: 1) comprobar lo que yo le decía y obtener una rentabilidad muy floja por su dinero, pues en esos momentos los intereses en los plazos fijos eran muy pequeños; 2) creerse los cantos de sirena del empleado del banco y cobrar por su dinero los intereses más altos que había cobrado en su vida.

Como es natural, con el signo del dólar parpadeando en sus pupilas como luces de neón, todas las personas decidían unánimemente que era más fiable la palabra de un vendedor de humo que las verdades incómodas grabadas a fuego en las cláusulas del contrato que iban a firmar.

También traté de disuadir a algunos conocidos de que invirtieran sus ahorros en el sistema piramidal fraudulento (más popularmente conocido como esquema Ponzi) de los sellos de Afinsa y Forum Filatélico, con los mismos resultados. La cosa resultaba entre triste y divertida a la vez. Normalmente empezaban la conversación pidiéndome consejo, pero cuando les decía rotundamente que no hicieran esas tonterías, cambiaban su actitud y trataban de convencerme. Realmente no querían mi consejo, querían presumir del chollo que habían encontrado, y mi negativa les empujaba a reaccionar con cierta soberbia para salirse con la suya. Entonces me veía obligado a advertirles que perseverar en la ignorancia suele ser peligroso para la economía familiar.

Unos años después me encontré a algunos por la calle y les pregunté si ya habían entendido mis palabras, y pude comprobar con tristeza que ni siquiera perdiendo su dinero habían aprendido la primera lección de cualquier inversión: la correcta relación entre el riesgo y el beneficio. Seguían igual de ignorantes que el primer día.

ADICCIÓN

Como todos hemos oído en más de una ocasión, los adictos a cualquier droga, legal (en las legales se incluyen las que se venden en supermercados, estancos, bares y farmacias) o ilegal, utilizan las tonterías más peregrinas para ocultar o minimizar los peligros y los problemas que se producen con el uso de sustancias que atentan contra la biología de cualquier ser vivo.

Frases habituales que se pueden escuchar con la mayor naturalidad:

Como tengo la presión arterial muy baja, gracias al café puedo funcionar bien.

Un vaso de vino en las comidas es muy bueno para el corazón.

El güisqui después de comer ayuda a hacer la digestión.

Cuando hace frío, con una copa de licor entras en calor.

Fumar unos cigarros al día no es malo, lo malo es el abuso (no conozco ningún fumador que después de varios años no abuse).

Todas las drogas que provienen de plantas son naturales, por tanto no son peligrosas (los venenos más mortíferos que existen también provienen de plantas o animales). La marihuana puede curar el cáncer, pero no fumando porros, sino tomando su aceite.

Yo soy un bebedor muy moderado, nunca me bebo más de tres cervezas y dos cubalibres al día.

Yo procuro no tomar casi medicamentos, y los pocos que tomo no tienen peligro, pues las pastillas son pequeñitas.

Con las sesiones de quimioterapia me siento morir, pero a grandes males grandes remedios (no hay evidencia científica de que los diagnósticos de cáncer sean fiables, de que el cáncer sea una enfermedad grave, y de que la quimio sirva para curarlo).

Doctor, estoy muy deprimida y me vienen ideas suicidas, haga el favor de recetarme esas pastillitas a las que me he vuelto adicta y que en el prospecto dicen que inducen a la depresión y al suicidio.

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Desarrollando el tema que nos ocupa se podrían escribir 200 páginas más, pero sería una pérdida de tiempo porque nadie las leería. Lo mejor es que si alguien quiere comentar alguna ignorancia voluntaria de la que no se ha hablado aquí, la desarrollemos en los comentarios. Aunque normalmente no suelen salir comentarios sobre estos temas, porque los que sufren las consecuencias de alguna de estas ignorancias voluntarias, debido a que como su propio nombre indica son voluntarias, se encuentran cómodos en su situación y normalmente no quieren aventurarse a transitar las zonas inexploradas de su mente.

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No hay respuestas

  1. Olga Lucia Piedrahita Calle dice:

    Quede abrumada con tanta información, realmente me hace sentir muy ignorante, gracias.

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