Gammagrafía ósea radioactiva para detectar el cáncer de huesos

[Escuela de Salud]

La gammagrafía para detectar el cáncer de huesos es uno de los protocolos más absurdos, estúpidos, ilógicos, inútiles, peligrosos e innecesarios que rayan en lo criminal, debido a la mínima falta de evidencia científica necesaria para torturar a las personas.

Voy a enumerar los motivos por los que una gammagrafía, con el único objetivo de comprobar si un cáncer se ha extendido a los huesos, es una decisión demencial.

1 – Muchas veces se le hace a alguien que se le acaba de detectar un cáncer incipiente, que el año anterior no lo tenía. Pensar que un cáncer reciente se ha extendido a los huesos es una estupidez, pero hay más…

2 – Inyectar materiales radiactivos llamados radiosondas en el torrente sanguíneo para comprobar una posibilidad remota de cáncer, es una soberana imbecilidad, pues, cuando lo hagan varias veces, entonces se obtendrá un cáncer de verdad.

3 – Todo el mundo sabe que, en cada tipo de cáncer, las células cancerígenas son diferentes. Las células de un cáncer de mama no son las mismas que las de un cáncer de pulmón. Esta afirmación anula la posibilidad de que se produzcan metástasis. Cuando dicen que el cáncer de mama se ha propagado por metástasis hasta el pulmón, pero las células del cáncer del pulmón no son células de cáncer de mama, sino de pulmón, quiere decir que alguien está engañando a alguien.

Se llama metástasis al hecho de que un tumor de una parte del cuerpo se disemina y forma tumores en varias partes del cuerpo diferentes al tumor primario. Lo que pasa es que eso es mentira cochina. Se dice que ha ocurrido así, para no tener que decir la verdad: que los tumores secundarios los ha provocado la quimioterapia. Lo más triste es que, en la mayoría de las veces el tumor primario no era cancerígeno, pero los tumores secundarios producidos por la quimio sí que son cánceres de verdad.

4 – Si eliminamos la posibilidad de metástasis ¿a santo de qué viene buscar cáncer de huesos en alguien que nunca lo ha tenido?

Pero el asunto es más grave todavía. Aunque nos creyéramos que las células cancerígenas viajan por todo el cuerpo como Pedro por su casa (algo improbable porque serían fagocitadas al doblar la esquina), ¿qué hacen para entrar dentro del hueso? ¿acaso llevan un taladro?

5 – Para terminar con este esperpento, sólo queda decir que el cáncer de huesos no existe. Los médicos usan la palabra “cáncer” porque saben que asusta y luego la gente traga con lo que sea, pero repito: el cáncer de huesos no existe.

Cáncer es el nombre común que recibe un conjunto de enfermedades relacionadas en las que se observa un proceso descontrolado en la división de las células del cuerpo. Lo que llaman cáncer de hueso es justo lo contrario, por tanto, no se puede llamar cáncer. En el hueso no hay un crecimiento descontrolado de células, sino todo lo contrario. ¿a qué viene entonces llamarlo cáncer?

Lo que llaman cáncer de huesos suele ocurrir por culpa de la quimioterapia. El proceso de destrucción del hueso es el siguiente: la quimio tiene un pH más ácido que el ácido de la batería del coche. Lógicamente, ese pH no es compatible con la vida de los bípedos. Afortunadamente el cuerpo es muy sabio e intenta neutralizar esa tremenda acidez antes de que ese pH lo mate. Lo único alcalino que tiene a mano para neutralizar la acidez son los minerales que forman los huesos y los dientes y, ante el riesgo de morir, escoge el mal menor de dejar a los huesos secos, con el encomiable objetivo de mantener la vida ante tan brutal ataque corrosivo.

CONCLUSIÓN: meter material radiactivo en el cuerpo, junto con la dosis de 50 radiografías, para buscar cáncer en un sitio en el que no lo puede haber, debería ganar el premio a la imbecilidad más gorda del año.

Aunque sé con total seguridad que nadie me va a hacer caso, mis recomendaciones ante un diagnóstico de cáncer son las siguientes:

Cuando el oncólogo le diga que usted tiene cáncer y que debe someterse a cirugía y luego a quimioterapia. Debe decirle educadamente lo siguiente:

Mire doctor, he venido a su consulta porque considero que usted es un científico y no quiero que me trate un charlatán. Y, como antes de empezar el tratamiento, usted me hará firmar el consentimiento informado, y a mi no me gusta firmar cosas sin leerlas, le agradecería que me informara de la manera más científica posible, para que yo pueda tomar estas decisiones tan graves con la máxima información posible.

Le pido por favor las siguientes referencias primarias de estudios que estoy seguro que usted tiene a mano, pues está todo el día trabajando con ellos:

1 – La referencia del estudio en el que se ha basado usted para diagnosticar mi cáncer.

2 – El estudio que demuestra que sobreviven más personas del grupo que se someten a cirugía que los del grupo que no hacen nada.

3 – Y el estudio que demuestra que la quimio que usted me prescribe produce mayores beneficios aplicada en el tipo de cáncer que tengo, que en el mismo tipo de cáncer sin hacer nada.

Si me proporciona lo que le pido, puede contar con mi eterno agradecimiento, mi admiración y mi respeto. Pues precisamente vengo a usted porque los charlatanes y curanderos nunca me hubieran proporcionado esa información tan valiosa en la que estoy seguro que usted basa su trabajo.

Cuando pase un mes y no te haya mandado ningún estudio, ya puedes ir y decirle que te ha decepcionado, que resulta que era otro charlatán igual que los que intentabas evitar.

[Milio]

Sólo con la primera pregunta que le hagas el oncólogo te manda a la mierda