La gente no muere, se mata

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Escuela de Salud
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La gente no muere, se mata

Mensaje por Escuela de Salud »

El título es un viejo dicho que parece absurdo pero que está cargado de razón.

De todas las personas de mi alrededor que he visto morir, prácticamente ninguna murió de muerte natural o porque no había ninguna solución a sus problemas. Todas fueron víctimas de sus propias decisiones erróneas. Muchas de ellas fueron tremendamente persistentes en sus errores hasta que la naturaleza les pasó la última factura.

No hace falta mencionar que todas sin excepción desoyeron los consejos que hubieran impedido el fatal desenlace, y se encaminaron irresponsablemente por el camino equivocado.

Aunque no le vaya a ser de utilidad a nadie, voy a enumerar la lista con las maneras más habituales que tiene la gente de suicidarse por capítulos. Pongo los temas por orden de gravedad.

1 – Aunque a la mayoría le parezcan inofensivos, puede que la decisión más peligrosa para su vida que puede tomar una persona es hacerse un chequeo o cualquier prueba, análisis, radiografías, etc., si cuando va a que se lo hagan está completamente sano y no tiene ningún síntoma.

Ir al médico encontrándose bien es uno de los errores más graves que se pueden cometer. De este error se derivan los problemas siguientes:

Es casi imposible que a alguien le hagan un chequeo completo y le digan que lo tiene todo bien. Si el chequeo es en una clínica privada, que le digan que está bien entraría dentro de lo milagroso.

La mayoría de las pruebas tienen efectos secundarios graves: radiaciones, contrastes, introducción de instrumentos que pueden producir heridas o infecciones, mediciones absurdas (como el PSA) que llevan a diagnósticos de ciencia ficción, o test criminales como el del VIH que puede destrozar la vida de alguien perfectamente sano.

Lo más grave y peligroso de ir al médico son los diagnósticos erróneos. Me atrevería a decir que, debido a esto, que parece de poca importancia, mueren al año en España más de 100.000 personas que vivirían sanas y felices si se hubieran quedado en su casa jugando al parchís.

Para evitar este riesgo tan alto, soy partidario de no hacer nunca un diagnóstico, pero eso lo trataré con detalle en otra entrada.

Como es natural, el diagnóstico no entraña peligro en sí mismo. El peligro es el tratamiento que viene a continuación, que es lo que realmente mata. Cirugías, biopsias, más pruebas invasivas, anestesia (los graves riesgos de la anestesia pasan desapercibidos), infecciones hospitalarias (que llaman nosocomiales para que parezca que no se han contraído en el hospital), manipulaciones innecesarias y peligrosas, etc.

Y la estrella de la muerte: los medicamentos. Los medicamentos útiles y necesarios no creo que lleguen a la media docena. El resto de medicamentos son los encargados de matar a las personas directa o indirectamente. Hay algunos que matan con bastante rapidez, como la quimio o el AZT, y otros provocan enfermedades que obligarán a tomar los medicamentos que matan. Todos matan, unos en directo y otros en diferido o por enfermedad interpuesta.

Está demostrado científicamente que lo dicho en este punto representa la tercera causa de muerte en el mundo. Aunque yo difiero de que represente el tercer puesto: normalmente sitúan al cáncer por delante de las muertes producidas por tratamientos médicos y fármacos, pero ello es debido a que se aceptan las estadísticas oficiales sin cuestionarlas lo más mínimo.

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de diagnósticos de cáncer son falsos. Aunque la gente muere debido a la quimio, a las víctimas de la Farmafia se las cuenta como muertos por cáncer. Por tanto, si se sumaran estas muertes a las producidas por iatrogenia, ostentaría el primer puesto del podium con notable diferencia sobre el segundo de la competición.

2 – Posiblemente en segundo lugar estén las creencias. Además de las creencias religiosas, que muchas veces empujan u obligan a llevar una vida absurda y antinatural con sus nefastas consecuencias, la gente tiene muchas otras creencias que ni siquiera sabe que lo son.

Creen en lo que les dice el médico, el farmacéutico, el notario, el registrador, el director del banco, el gestor del fondo de inversión, el alcalde, el molt honorable Pujol, el ministro, el científico, el presentador del telediario, el catedrático y el fontanero. Creer en lo que dicen todas estas personas no serían creencias si sus afirmaciones estuvieran basadas en evidencias científicas, en el razonamiento lógico o en el sentido común. Pero creer en lo que digan sin haberlo comprobado y aceptarlo a pies juntillas como un nuevo dogma de fe, es llevar el fanatismo religioso al resto de áreas de la vida.

Creer lo que dicen todos estos “expertos” es peligroso y puede acortar mucho la vida. En unos casos porque el “experto” te mata o te envenena directamente con total impunidad. En otros porque te arruina la vida, la economía, te adoctrina, te arrebata la dignidad o socava tu libertad y tus derechos humanos. No estar atento y dejarte llevar por la inercia puede ser peligroso.

El problema cuando te estafan, te quitan tus derechos, te humillan o encarcelan injustamente no son esos hechos en sí mismos, sino la reacción de las personas ante ellos. Los disgustos, rencores, sed de venganza, estrés, ansiedad con sus respectivos tratamientos, sensación de impotencia, etc., envenenan la sangre y destrozan las digestiones y el sistema inmunitario.

Aquí está explicado El estrés enferma, paraliza y atonta

3 – Los ancestrales defectos humanos posiblemente deban estar en el tercer lugar de la lista.

El problema no está en ser irresponsable, acomplejado, perezoso, ignorante, crédulo, miedoso, avaricioso, comilón o irreflexivo. El peligro se cierne en las acciones que se toman empujado por esos defectos.

Según la inflexible ley de causa y efecto, cada acción que se toma basada en decisiones incorrectas produce un efecto que acaba pasando factura. Algunas de esas facturas son de índole económica (esas son las que más baratas salen), pero la mayoría de las facturas derivadas de malas decisiones sólo se pueden pagar con dolor y sufrimiento. Si esas facturas se pagan y se toma buena nota para no repetir los errores, la cosa no pasa a mayores. El problema es que los defectos que han generado esa factura siguen vigentes, y la ignorancia unida a la soberbia empujan a burlar la ley y no pagar la factura. A partir de ahí es cuando la cosa se agrava y empiezan a llover bastonazos por todos los lados.

Para que se entiendan las complicaciones de una factura impagada, pongamos un ejemplo: la irresponsabilidad, la pereza, la ignorancia y la credulidad hacen que los padres de un recién nacido deleguen las decisiones sobre la vida de su hijo en un “experto” llamado pediatra, que termina en “a” aunque sea del sexo masculino. Lógicamente, dicho “experto” le enchufa al niño docena y media de vacunas a pesar de que se han demostrado científicamente dos cosas: que son inútiles y que algunas de ellas provocan autismo.

No hace falta tener mala suerte para que el niño acabe autista, pues los casos de autismo en nuestros días se han multiplicado por cien respecto de hace 40 años.

El diagnóstico del hijo autista es la primera factura que presenta al cobro la ley de causa y efecto. Si ante un hecho tan traumático los padres reaccionaran, buscaran dónde cometieron el error, se informaran y acometieran el problema con todas sus fuerzas, el grave problema todavía tendría arreglo (casi todos los niños autistas cogidos enseguida y haciendo el tratamiento correcto se recuperan). Pero los defectos de los padres siguen vigentes con todo su esplendor.

En vez de coger las riendas de la situación, siguen delegando las decisiones en el “experto” que ha arruinado la vida de su hijo por su ignorancia o mala fe. Y al posponer el pago de la primera factura y reincidir en los mismos errores agravados, la vida del niño y de los padres queda arruinada para siempre. El importe vital de la segunda factura debido a la incorrecta decisión de los padres, sumada a la primera factura con recargo e intereses de demora, supera ampliamente el saldo vital del niño y el sufrimiento a pagar abarcará toda su vida.

Puede parecer cruel e injusto que el niño tenga que pagar con su sufrimiento durante toda su vida las facturas que generaron los defectos de sus padres. Hay que comprender que la ley de causa y efecto es automática e inamovible, no está sujeta a leyes divinas ni humanas. Precisamente porque no puedes pedir clemencia a nadie, lo más inteligente es vivir honesta e inteligentemente y no generar facturas, y si te pasan alguna al cobro pagarla enseguida y sin rechistar.

4 – Vivir inmoralmente. Estafar, robar, engañar, abusar, vender o recetar drogas (legales o ilegales), adoctrinar a los niños, causar daño a las personas, despilfarrar recursos necesarios para otros, etc. Todas esas cosas son malas para la salud, generan mala conciencia, producen insomnio y malas digestiones, y son un lastre para la salud.

Es curioso ver a la gente arruinando su vida para conseguir dinero, cuando en realidad ni siquiera saben qué productos cumplen los requisitos para ser dinero y cuáles no.

Destruyen, malversan o malvenden las cosas más valiosas que poseen: la salud, la libertad, la dignidad, la familia, la educación de los hijos, etc., a cambio de unos papelitos de colores que ni siquiera son capaces de mantener el poder adquisitivo, que es el principal requisito que debería tener algo que pretenda llamarse dinero.

En el ocaso de su vida se dan cuenta demasiado tarde que han hecho un mal negocio. Van a morir 20 años antes de tiempo por haber arruinado su salud a cambio de papelitos, pero ahora con esos papelitos no pueden comprar ni una semana más de vida. Lo curioso es que, aunque el desahuciado haya llegado tarde para rectificar, el resto de testigos de ese mal negocio caigan todos en el mismo error y no escarmienten en cabeza ajena. La única explicación ante ese hecho absurdo que se me ocurre es que su avaricia debe ser mayor que su inteligencia.

5 – Las adicciones y dependencias. Al nacer en una sociedad ignorante, débil, acomplejada, crédula y desprovista de los más elementales valores humanos, a los niños les son inculcados los más absurdos vicios, manías, creencias y despropósitos. Se podría decir que son instruidos en una “antieducación”. Aprenden todo lo malo, absurdo, inmoral, nocivo para la salud y para la convivencia pacífica. En cambio, los valores humanos, las prioridades, las virtudes y la bondad son presentados como objetos de burla atávicos, sólo aptos para meapilas y seminaristas de primer año.

Muchas personas han destrozado su vida o arruinado su salud por cosas tan estúpidas como las siguientes:

Iniciarse en el consumo de drogas, legales o ilegales, para ser admitidos en una cuadrilla de amigos. Si el que quiere ser admitido tuviera medio dedo de frente, hubiera huido despavorido ante la posibilidad de relacionarse con semejantes energúmenos, pero como necesitaba la compañía y aprobación de los demás para rellenar el vacío de su vida, no le quedaba más remedio que transigir con las imbecilidades que le imponían para ser aceptado como un borrego más de la manada.

Hay otras personas adictas al trabajo. No porque lo necesiten económicamente, sino porque estando ocupados 12 horas al día sin el menor descanso, no tienen tiempo para pararse a pensar en su infelicidad estructural. Se podría decir que se pasan la jornada huyendo de quedarse a solas un momento consigo mismos.

Otros no hacen lo que les gustaría o lo que deberían hacer para no disgustar al círculo cercano de familiares o amistades. Quieren conservar su prestigio social o la aureola de ser “una buena persona”, y están dispuestos a pagar con su vida si hace falta para mantener esa imagen.

La mayoría se deja llevar por la inercia y por hacer las cosas como se han hecho siempre. Es la forma más segura de hacerlo todo mal. La mayoría se ha equivocado siempre y ese hecho no puede cambiar. Están todos los mecanismos previstos para que la sociedad en su conjunto haga siempre lo que menos le conviene, y los defectos humanos se encargan de que nadie se salga del redil.

También tenemos a los suicidas adictos a la adrenalina. En este grupo hay diferentes clases:

Los ludópatas, que suelen jugar a cosas en las que no pueden ganar, pues inconscientemente saben que su cuerpo segrega más adrenalina cuando pierden que cuando ganan.

Los que practican actividades de muy alto riesgo, que ellos mismos reconocen que son los únicos momentos en los que se sienten vivos. Confunden estar vivo con estar colocado y eufórico.

Incluso hay gente capaz de jugar voluntariamente a la ruleta rusa. Otros organizan eventos de sexo en grupo en los que es requisito indispensable que haya personas seropositivas, para practicar sexo sin protección y experimentar la emoción de contagiarse y arruinar su vida. Si supieran que no se pueden contagiar les fastidiaría la diversión.

6 – Razonar en primer grado o razonar prescindiendo de la lógica suele traer problemas a los seres humanos. Cuanto más se intenta razonar incorrectamente más se van enredando, hasta que llega un momento que es imposible desenredar la madeja.

Aquí lo tengo explicado con mucho más detalle.

Los graves riesgos de dejar de usar (o usar mal) la inteligencia, el razonamiento lógico y el sentido común

Cómo hacer el triple salto mortal con el razonamiento

7 – Las emociones. Las personas son muy propensas a dejarse arrastrar por las emociones, que precisamente son lo que peor manejan.
Francisco López-Seivane en su libro “El monopolio de Dios” escribe lo siguiente:

¿Qué es una emoción? Básicamente, un acto irracional, una falsa creencia, una convicción visceral, una percepción errónea, una deformación de la realidad, una fantasía que la mente vive como si fuera auténtica y que empuja a actuar de manera irreflexiva.

Y yo digo que la gente se suele implicar emocionalmente demasiado con la mayoría de las situaciones. Esa implicación emocional mantiene secuestrado el razonamiento. El sujeto queda atrapado en su propia telaraña de emociones entrelazadas, con el consiguiente deterioro personal e intelectual, que casi siempre debilita las funciones del sistema inmunitario.

Conclusión: para no matarse hay que vivir poniendo atención a la realidad, no fiarse de nada ni de nadie, no creer en los cuentos de hadas, comprobar personalmente las cosas importantes, no delegar en nadie, utilizar la opinión de los demás como un indicador inverso, no permitir que nadie menoscabe tu dignidad y aprender a disfrutar de la soledad y el silencio.
wabaloo
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Re: La gente no muere, se mata

Mensaje por wabaloo »

Escuela de Salud escribió: 12 Abr 2021, 17:54 El título es un viejo dicho que parece absurdo pero que está cargado de razón.

De todas las personas de mi alrededor que he visto morir, prácticamente ninguna murió de muerte natural o porque no había ninguna solución a sus problemas. Todas fueron víctimas de sus propias decisiones erróneas. Muchas de ellas fueron tremendamente persistentes en sus errores hasta que la naturaleza les pasó la última factura.

No hace falta mencionar que todas sin excepción desoyeron los consejos que hubieran impedido el fatal desenlace, y se encaminaron irresponsablemente por el camino equivocado.

Aunque no le vaya a ser de utilidad a nadie, voy a enumerar la lista con las maneras más habituales que tiene la gente de suicidarse por capítulos. Pongo los temas por orden de gravedad.

1 – Aunque a la mayoría le parezcan inofensivos, puede que la decisión más peligrosa para su vida que puede tomar una persona es hacerse un chequeo o cualquier prueba, análisis, radiografías, etc., si cuando va a que se lo hagan está completamente sano y no tiene ningún síntoma.

Ir al médico encontrándose bien es uno de los errores más graves que se pueden cometer. De este error se derivan los problemas siguientes:

Es casi imposible que a alguien le hagan un chequeo completo y le digan que lo tiene todo bien. Si el chequeo es en una clínica privada, que le digan que está bien entraría dentro de lo milagroso.

La mayoría de las pruebas tienen efectos secundarios graves: radiaciones, contrastes, introducción de instrumentos que pueden producir heridas o infecciones, mediciones absurdas (como el PSA) que llevan a diagnósticos de ciencia ficción, o test criminales como el del VIH que puede destrozar la vida de alguien perfectamente sano.

Lo más grave y peligroso de ir al médico son los diagnósticos erróneos. Me atrevería a decir que, debido a esto, que parece de poca importancia, mueren al año en España más de 100.000 personas que vivirían sanas y felices si se hubieran quedado en su casa jugando al parchís.

Para evitar este riesgo tan alto, soy partidario de no hacer nunca un diagnóstico, pero eso lo trataré con detalle en otra entrada.

Como es natural, el diagnóstico no entraña peligro en sí mismo. El peligro es el tratamiento que viene a continuación, que es lo que realmente mata. Cirugías, biopsias, más pruebas invasivas, anestesia (los graves riesgos de la anestesia pasan desapercibidos), infecciones hospitalarias (que llaman nosocomiales para que parezca que no se han contraído en el hospital), manipulaciones innecesarias y peligrosas, etc.

Y la estrella de la muerte: los medicamentos. Los medicamentos útiles y necesarios no creo que lleguen a la media docena. El resto de medicamentos son los encargados de matar a las personas directa o indirectamente. Hay algunos que matan con bastante rapidez, como la quimio o el AZT, y otros provocan enfermedades que obligarán a tomar los medicamentos que matan. Todos matan, unos en directo y otros en diferido o por enfermedad interpuesta.

Está demostrado científicamente que lo dicho en este punto representa la tercera causa de muerte en el mundo. Aunque yo difiero de que represente el tercer puesto: normalmente sitúan al cáncer por delante de las muertes producidas por tratamientos médicos y fármacos, pero ello es debido a que se aceptan las estadísticas oficiales sin cuestionarlas lo más mínimo.

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de diagnósticos de cáncer son falsos. Aunque la gente muere debido a la quimio, a las víctimas de la Farmafia se las cuenta como muertos por cáncer. Por tanto, si se sumaran estas muertes a las producidas por iatrogenia, ostentaría el primer puesto del podium con notable diferencia sobre el segundo de la competición.

2 – Posiblemente en segundo lugar estén las creencias. Además de las creencias religiosas, que muchas veces empujan u obligan a llevar una vida absurda y antinatural con sus nefastas consecuencias, la gente tiene muchas otras creencias que ni siquiera sabe que lo son.

Creen en lo que les dice el médico, el farmacéutico, el notario, el registrador, el director del banco, el gestor del fondo de inversión, el alcalde, el molt honorable Pujol, el ministro, el científico, el presentador del telediario, el catedrático y el fontanero. Creer en lo que dicen todas estas personas no serían creencias si sus afirmaciones estuvieran basadas en evidencias científicas, en el razonamiento lógico o en el sentido común. Pero creer en lo que digan sin haberlo comprobado y aceptarlo a pies juntillas como un nuevo dogma de fe, es llevar el fanatismo religioso al resto de áreas de la vida.

Creer lo que dicen todos estos “expertos” es peligroso y puede acortar mucho la vida. En unos casos porque el “experto” te mata o te envenena directamente con total impunidad. En otros porque te arruina la vida, la economía, te adoctrina, te arrebata la dignidad o socava tu libertad y tus derechos humanos. No estar atento y dejarte llevar por la inercia puede ser peligroso.

El problema cuando te estafan, te quitan tus derechos, te humillan o encarcelan injustamente no son esos hechos en sí mismos, sino la reacción de las personas ante ellos. Los disgustos, rencores, sed de venganza, estrés, ansiedad con sus respectivos tratamientos, sensación de impotencia, etc., envenenan la sangre y destrozan las digestiones y el sistema inmunitario.

Aquí está explicado El estrés enferma, paraliza y atonta

3 – Los ancestrales defectos humanos posiblemente deban estar en el tercer lugar de la lista.

El problema no está en ser irresponsable, acomplejado, perezoso, ignorante, crédulo, miedoso, avaricioso, comilón o irreflexivo. El peligro se cierne en las acciones que se toman empujado por esos defectos.

Según la inflexible ley de causa y efecto, cada acción que se toma basada en decisiones incorrectas produce un efecto que acaba pasando factura. Algunas de esas facturas son de índole económica (esas son las que más baratas salen), pero la mayoría de las facturas derivadas de malas decisiones sólo se pueden pagar con dolor y sufrimiento. Si esas facturas se pagan y se toma buena nota para no repetir los errores, la cosa no pasa a mayores. El problema es que los defectos que han generado esa factura siguen vigentes, y la ignorancia unida a la soberbia empujan a burlar la ley y no pagar la factura. A partir de ahí es cuando la cosa se agrava y empiezan a llover bastonazos por todos los lados.

Para que se entiendan las complicaciones de una factura impagada, pongamos un ejemplo: la irresponsabilidad, la pereza, la ignorancia y la credulidad hacen que los padres de un recién nacido deleguen las decisiones sobre la vida de su hijo en un “experto” llamado pediatra, que termina en “a” aunque sea del sexo masculino. Lógicamente, dicho “experto” le enchufa al niño docena y media de vacunas a pesar de que se han demostrado científicamente dos cosas: que son inútiles y que algunas de ellas provocan autismo.

No hace falta tener mala suerte para que el niño acabe autista, pues los casos de autismo en nuestros días se han multiplicado por cien respecto de hace 40 años.

El diagnóstico del hijo autista es la primera factura que presenta al cobro la ley de causa y efecto. Si ante un hecho tan traumático los padres reaccionaran, buscaran dónde cometieron el error, se informaran y acometieran el problema con todas sus fuerzas, el grave problema todavía tendría arreglo (casi todos los niños autistas cogidos enseguida y haciendo el tratamiento correcto se recuperan). Pero los defectos de los padres siguen vigentes con todo su esplendor.

En vez de coger las riendas de la situación, siguen delegando las decisiones en el “experto” que ha arruinado la vida de su hijo por su ignorancia o mala fe. Y al posponer el pago de la primera factura y reincidir en los mismos errores agravados, la vida del niño y de los padres queda arruinada para siempre. El importe vital de la segunda factura debido a la incorrecta decisión de los padres, sumada a la primera factura con recargo e intereses de demora, supera ampliamente el saldo vital del niño y el sufrimiento a pagar abarcará toda su vida.

Puede parecer cruel e injusto que el niño tenga que pagar con su sufrimiento durante toda su vida las facturas que generaron los defectos de sus padres. Hay que comprender que la ley de causa y efecto es automática e inamovible, no está sujeta a leyes divinas ni humanas. Precisamente porque no puedes pedir clemencia a nadie, lo más inteligente es vivir honesta e inteligentemente y no generar facturas, y si te pasan alguna al cobro pagarla enseguida y sin rechistar.

4 – Vivir inmoralmente. Estafar, robar, engañar, abusar, vender o recetar drogas (legales o ilegales), adoctrinar a los niños, causar daño a las personas, despilfarrar recursos necesarios para otros, etc. Todas esas cosas son malas para la salud, generan mala conciencia, producen insomnio y malas digestiones, y son un lastre para la salud.

Es curioso ver a la gente arruinando su vida para conseguir dinero, cuando en realidad ni siquiera saben qué productos cumplen los requisitos para ser dinero y cuáles no.

Destruyen, malversan o malvenden las cosas más valiosas que poseen: la salud, la libertad, la dignidad, la familia, la educación de los hijos, etc., a cambio de unos papelitos de colores que ni siquiera son capaces de mantener el poder adquisitivo, que es el principal requisito que debería tener algo que pretenda llamarse dinero.

En el ocaso de su vida se dan cuenta demasiado tarde que han hecho un mal negocio. Van a morir 20 años antes de tiempo por haber arruinado su salud a cambio de papelitos, pero ahora con esos papelitos no pueden comprar ni una semana más de vida. Lo curioso es que, aunque el desahuciado haya llegado tarde para rectificar, el resto de testigos de ese mal negocio caigan todos en el mismo error y no escarmienten en cabeza ajena. La única explicación ante ese hecho absurdo que se me ocurre es que su avaricia debe ser mayor que su inteligencia.

5 – Las adicciones y dependencias. Al nacer en una sociedad ignorante, débil, acomplejada, crédula y desprovista de los más elementales valores humanos, a los niños les son inculcados los más absurdos vicios, manías, creencias y despropósitos. Se podría decir que son instruidos en una “antieducación”. Aprenden todo lo malo, absurdo, inmoral, nocivo para la salud y para la convivencia pacífica. En cambio, los valores humanos, las prioridades, las virtudes y la bondad son presentados como objetos de burla atávicos, sólo aptos para meapilas y seminaristas de primer año.

Muchas personas han destrozado su vida o arruinado su salud por cosas tan estúpidas como las siguientes:

Iniciarse en el consumo de drogas, legales o ilegales, para ser admitidos en una cuadrilla de amigos. Si el que quiere ser admitido tuviera medio dedo de frente, hubiera huido despavorido ante la posibilidad de relacionarse con semejantes energúmenos, pero como necesitaba la compañía y aprobación de los demás para rellenar el vacío de su vida, no le quedaba más remedio que transigir con las imbecilidades que le imponían para ser aceptado como un borrego más de la manada.

Hay otras personas adictas al trabajo. No porque lo necesiten económicamente, sino porque estando ocupados 12 horas al día sin el menor descanso, no tienen tiempo para pararse a pensar en su infelicidad estructural. Se podría decir que se pasan la jornada huyendo de quedarse a solas un momento consigo mismos.

Otros no hacen lo que les gustaría o lo que deberían hacer para no disgustar al círculo cercano de familiares o amistades. Quieren conservar su prestigio social o la aureola de ser “una buena persona”, y están dispuestos a pagar con su vida si hace falta para mantener esa imagen.

La mayoría se deja llevar por la inercia y por hacer las cosas como se han hecho siempre. Es la forma más segura de hacerlo todo mal. La mayoría se ha equivocado siempre y ese hecho no puede cambiar. Están todos los mecanismos previstos para que la sociedad en su conjunto haga siempre lo que menos le conviene, y los defectos humanos se encargan de que nadie se salga del redil.

También tenemos a los suicidas adictos a la adrenalina. En este grupo hay diferentes clases:

Los ludópatas, que suelen jugar a cosas en las que no pueden ganar, pues inconscientemente saben que su cuerpo segrega más adrenalina cuando pierden que cuando ganan.

Los que practican actividades de muy alto riesgo, que ellos mismos reconocen que son los únicos momentos en los que se sienten vivos. Confunden estar vivo con estar colocado y eufórico.

Incluso hay gente capaz de jugar voluntariamente a la ruleta rusa. Otros organizan eventos de sexo en grupo en los que es requisito indispensable que haya personas seropositivas, para practicar sexo sin protección y experimentar la emoción de contagiarse y arruinar su vida. Si supieran que no se pueden contagiar les fastidiaría la diversión.

6 – Razonar en primer grado o razonar prescindiendo de la lógica suele traer problemas a los seres humanos. Cuanto más se intenta razonar incorrectamente más se van enredando, hasta que llega un momento que es imposible desenredar la madeja.

Aquí lo tengo explicado con mucho más detalle.

Los graves riesgos de dejar de usar (o usar mal) la inteligencia, el razonamiento lógico y el sentido común

Cómo hacer el triple salto mortal con el razonamiento

7 – Las emociones. Las personas son muy propensas a dejarse arrastrar por las emociones, que precisamente son lo que peor manejan.
Francisco López-Seivane en su libro “El monopolio de Dios” escribe lo siguiente:

¿Qué es una emoción? Básicamente, un acto irracional, una falsa creencia, una convicción visceral, una percepción errónea, una deformación de la realidad, una fantasía que la mente vive como si fuera auténtica y que empuja a actuar de manera irreflexiva.

Y yo digo que la gente se suele implicar emocionalmente demasiado con la mayoría de las situaciones. Esa implicación emocional mantiene secuestrado el razonamiento. El sujeto queda atrapado en su propia telaraña de emociones entrelazadas, con el consiguiente deterioro personal e intelectual, que casi siempre debilita las funciones del sistema inmunitario.

Conclusión: para no matarse hay que vivir poniendo atención a la realidad, no fiarse de nada ni de nadie, no creer en los cuentos de hadas, comprobar personalmente las cosas importantes, no delegar en nadie, utilizar la opinión de los demás como un indicador inverso, no permitir que nadie menoscabe tu dignidad y aprender a disfrutar de la soledad y el silencio.
Excelente! Antiguos sabios en la misma línea...
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mi3l
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Re: La gente no muere, se mata

Mensaje por mi3l »

Escuela de Salud escribió: 12 Abr 2021, 17:54
Según la inflexible ley de causa y efecto, cada acción que se toma basada en decisiones incorrectas produce un efecto que acaba pasando factura.
...........
4 – Vivir inmoralmente. Estafar, robar, engañar, abusar, vender o recetar drogas (legales o ilegales), adoctrinar a los niños, causar daño a las personas, despilfarrar recursos necesarios para otros, etc. Todas esas cosas son malas para la salud, generan mala conciencia, producen insomnio y malas digestiones, y son un lastre para la salud.
Así lo creía también en referencia a lo citado, pero ¿que pasa actualmente?
Estos casi 3 años últimos hemos visto muchas barbaridades. Algunas espero que se hayan tomado por ignorancia, pero otras las han tomado a conciencia. Y han sido perjudiciales para mucha gente

Entonces algunos no han obrado con moral, sin estafar etc... y vemos algunos de los 'conocidos' que suelen ser muy longevos. Seguro que detrás hay otros que ignoro

Es decir, para la gente de a pie, es un gravamen el ' vivir sin moral' aunque sea a nivel muy básico (por ejemplo mentir a hacienda jejeje) y otros No es un gravamen el vivir a toda hostia, afectando negativamente a otros seres humans, por millones ??
wabaloo
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Re: La gente no muere, se mata

Mensaje por wabaloo »

mi3l escribió: 03 Feb 2023, 12:58
Escuela de Salud escribió: 12 Abr 2021, 17:54
Según la inflexible ley de causa y efecto, cada acción que se toma basada en decisiones incorrectas produce un efecto que acaba pasando factura.
...........
4 – Vivir inmoralmente. Estafar, robar, engañar, abusar, vender o recetar drogas (legales o ilegales), adoctrinar a los niños, causar daño a las personas, despilfarrar recursos necesarios para otros, etc. Todas esas cosas son malas para la salud, generan mala conciencia, producen insomnio y malas digestiones, y son un lastre para la salud.
Así lo creía también en referencia a lo citado, pero ¿que pasa actualmente?
Estos casi 3 años últimos hemos visto muchas barbaridades. Algunas espero que se hayan tomado por ignorancia, pero otras las han tomado a conciencia. Y han sido perjudiciales para mucha gente

Entonces algunos no han obrado con moral, sin estafar etc... y vemos algunos de los 'conocidos' que suelen ser muy longevos. Seguro que detrás hay otros que ignoro

Es decir, para la gente de a pie, es un gravamen el ' vivir sin moral' aunque sea a nivel muy básico (por ejemplo mentir a hacienda jejeje) y otros No es un gravamen el vivir a toda hostia, afectando negativamente a otros seres humans, por millones ??
El camino de los malos
Salmo de David.37

No te impacientes a causa de los malignos,

Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.

2 Porque como hierba serán pronto cortados,

Y como la hierba verde se secarán.

3 Confía en Jehová, y haz el bien;

Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.

4 Deléitate asimismo en Jehová,

Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

5 Encomienda a Jehová tu camino,

Y confía en él; y él hará.

6 Exhibirá tu justicia como la luz,

Y tu derecho como el mediodía.

7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.

No te alteres con motivo del que prospera en su camino,

Por el hombre que hace maldades.

8 Deja la ira, y desecha el enojo;

No te excites en manera alguna a hacer lo malo.

9 Porque los malignos serán destruidos,

Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.

10 Pues de aquí a poco no existirá el malo;

Observarás su lugar, y no estará allí.

11 Pero los mansos heredarán la tierra,

Y se recrearán con abundancia de paz.

12 Maquina el impío contra el justo,

Y cruje contra él sus dientes;

13 El Señor se reirá de él;

Porque ve que viene su día.

14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,

Para derribar al pobre y al menesteroso,

Para matar a los de recto proceder.

15 Su espada entrará en su mismo corazón,

Y su arco será quebrado.

16 Mejor es lo poco del justo,

Que las riquezas de muchos pecadores.

17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;

Mas el que sostiene a los justos es Jehová.

18 Conoce Jehová los días de los perfectos,

Y la heredad de ellos será para siempre.

19 No serán avergonzados en el mal tiempo,

Y en los días de hambre serán saciados.

20 Mas los impíos perecerán,

Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros

Serán consumidos; se disiparán como el humo.

https://www.biblegateway.com/passage/?s ... on=RVR1960
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