Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

Jam de esta semana, seguramente la Jam más musical de las que ja hecho hasta ahora.

tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

El artículo de esta semana con un poco de humor.

¿SABEIS AQUEL DEL CHINO QUE SE COME UN MURCIÉLAGO?

www.ladanzafinaldekali.com

¿Saben aquell que diu que era un chino mandarín, que no tenía avecrem, y que va, y que para dar sustancia al cocido le echa un murciélago?

O aquel del tonto, pero tonto del to, ¡tonto!, ¡no pa un rato!, ¡tonto del to y pa siempre!, aquel tonto que estaba en un laboratorio del Instituto de Virología de alto nivel en bioseguridad, y como no tenía mucho que hacer en el trabajo, se pone a hacer un virus quimera supercontagioso, y va y en un descuido, se le escapa por la ventanilla del cuarto de baño mientras ventilaba…

O ese pedazo de mariquita, ese fistro pecador, nacido después de los dolores, del Dr. Ghebreyesus (no confundir con el Dr. Grijander, ese es otro), que dirige la Organización Mundial de la Salud, y al que le preguntan: “Doctor, doctor… aquí está la cosa está muy malllrr… Hay una enfermedad nueva, que afecta al diodeno. ¡Estamos muy malllr, doctor! ¡No puedorr! ¡Ayúdenos, doctor!” Y va el doctor este, ¡cobarde!, pecador de la pradera, y les dice: “¿¡Cómorr? ¡Ni se os ocurra realizar autopsias, por la gloria de mi madre!”

O la señora que estaba feliz con su vacuna Pfizer y su detergente Gabriel, y en el supermercado, un hombre le ofrece tres dosis de Pfizer y tres cajas de Gabriel, y la señora las rechaza porque dice estar muy contenta con su producto. El señor insiste: “Pero yo le cambio su vacuna por tres…” La señora responde: “No me interesa… yo estoy muy contenta con la de toda la vida.” El señor insiste una vez más: “Son tres por el precio de uno”. Y la señora: “¡Como si son tres mil! ¡Que no! ¡Que estoy muy contenta con mi vacuna!”

O el médico soldado que, en medio de una guerra biológica de quinta generación, coge el teléfono, descuelga, marca un número, y pregunta: “¿Es el enemigo?”. Y tras pedirle al enemigo que detenga la guerra un rato para poder escucharle mejor, le dice: “¿Y cuándo va a venir la siguiente ola? Porque si es el domingo, mejor que venga la ola por la tarde, después de fútbol.”

Si el pueblo español está vivo a estas alturas, es porque ha sabido reírse de su desgracia a lo largo de su Historia. Quizás por eso me planteo hasta qué punto estamos vivos, porque en 2021, el sentido del humor resulta el menos común de los sentidos. Muchísimo menos que el sentido común: hoy es más fácil encontrar una persona sensata que una persona alegre. De los primeros, quedan pocos; de los segundos, casi ninguno. Que se me entienda: zafios con risa nerviosa, maleducados de insulto fácil, graciosillos televisivos de barbita, apologistas del escarnio y la demencia, soeces de la carcajada de teta, culo, pis… de esos, hay a patadas. Pero personas alegres y graciosas hoy en día, apenas restan. El humor es un bien escaso, como un animal en peligro de extinción que hay que cuidar. Que se muere si no se ríe. Que no vive sin cachondeo. Que acaba por fenecer si no se parte el eje cada cierto tiempo.

Gracia mayúscula y minúscula son una misma realidad, la divina y la humana, el don supremo otorgado como capacidad de reír y hacer reír. La gracia es el éxtasis del espíritu; la risa, el clímax del alma; el descojono, el orgasmo de la sabiduría.
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

LA DIOSA VACUNA

por Ibn Asad

www.ladanzafinaldekali.com

Cuando los que creen ser dueños del mundo pretenden inaugurar una nueva era, construyen un templo en honor a una nueva deidad femenina victoriosa. Lo hacen periódicamente. La más evidente de las últimas ocasiones fue en 1793, cuando se entronizó a la Diosa Razón en la Catedral de Nuestra Señora de París en plena Revolución Francesa. Por aquel entonces, la masonería era menos sutil y discreta que la actual, y no huían del escándalo; operaba de manera explícita. Quizás al saber que no existían pelmazos conspiranoicos rompe-pelotas (al estilo de Ibn Asad), se permitían no sólo sentar a la joven Diosa Razón en el “trono” (καθέδρα) catedralicio, sino también organizar públicamente esta Nueva Religión con festivales, cultos, orgías rituales por decreto oficial de la Convención Nacional revolucionaria.

Un nuevo calendario echó a andar en un equinoccio de septiembre de finales del siglo XVIII (para los que les gusten las fechas señaladas, ahí tenéis una, el 22 de septiembre… dentro de cuatro días) y así, al ritmo de las hojas de las guillotinas cayendo y las cabezas ensangrentadas rodando, se estableció la nueva gran era de la Diosa Razón. Y de esta forma se inician las eras: con genocidios en honor a una fulana que un grupo de papanatas zumbaos alzan a la categoría de diosa.

Sin embargo, las diosas también envejecen, y los calendarios, por muy nuevos que sean, también se quedan sin hojas, como los árboles en este otoño que empieza. La Razón acabó hecha unos zorros tras chuparse todo el siglo XIX de irracionalismo teórico (Nietzsche, Kierkegaard…) y todo el siglo XX de irracionalismo práctico (dos guerras mundiales, las revoluciones socialistas…). Tras este tute de devaluación de la razón, ya a principios del siglo XXI, resultaba obvio que la diosa masona necesita pasar por un taller de chapa y pintura: renovación idólatra de la prima donna, silicona y botox para vuestra señora, ¡Dejad paso a la Diosa Vacuna!

En los tiempos de la posverdad y las mentiras emotivas, la razón ya no tiene ningún valor. Hoy la humanidad se desliza hacia el control absoluto de su psique a través de la neuromodulación remota mediante nanotecnología e inteligencia artificial; y aquí la razón incordia, molesta, no pinta nada, a no ser la que se nos da como a niños, locos y tontos, cuando colaboramos sumisos en el proceso de nuestra propia esclavización. Hoy resulta necesaria una diosa más concreta que una idea, más accesible que un valor, más líquida que un concepto, más tecnológica que filosófica. A la deidad de la Nueva Religión no hace falta meterla en ningún templo ni sentarla en ningún trono, pues ya está metida dentro del cuerpo y desde su interior comanda a sus devotos. A falta de un buen nombre nuevo, se tiró de una vieja voz divina ya conocida en el Imperio Romano, la Diosa Vacuna, aquella a la que se le ofrecían sacrificios tras las cosechas. Y eso es lo que somos para estas fuerzas antihumanas, tanto tú como yo, tanto vacunados como no-vacunados: los frutos de su cultivo (cultura, lo hicimos llamar), la plantación que ya toca segar (con guadaña), las reses a inmolar por degüello.

La Victoria se impone a cualquier forma de Razón que le precede, también desde el punto de vista mitológico que concierne a este escrito. La ninfa Vacuna, según Marco Terencio Varrón, se había criado junto a Minerva (la Razón), e incluso Dionisio de Halicarnaso las identificó como dos hermanas. No deja de ser una endemoniada coincidencia que Varrón, el autor del que sabemos estos datos de la Diosa Vacuna romana,sea el rudimentario pionero sin quererlo de la Virología, cuando dijo que "hay una raza de ciertas criaturas diminutas que no se pueden ver por los ojos, pero que flotan en el aire y entran al cuerpo por la boca y la nariz y causan enfermedades graves", en su obra Rerum Rusticarum, “De las cosas del campo”, Sobre agricultura. Pues es que, para entender el papel que juega esta diosa en nuestra sociedad, es más de Agricultura y de Ganadería de lo que tenemos que aprender, que de Microbiología o Medicina, siempre y cuando asimilemos que nosotros, sin ser médicos ni biólogos, tampoco somos los agricultores o los ganaderos, sino simplemente sus plantíos y reses.

De hecho, en India, la Diosa Vacuna romana (o Malak fenicia) no es otra que Surabhi, la deidad bovina asociada al culto de Krsna, que vive eternamente en Goloka (planeta de las vacas) junto a sus sexis vaqueras y más vaquitas sagradas, según el libro de la Bhágavata-purana. Este mito visnuista (vaisnava) de Krsna, el súper-vaquero, el macho alfa cowboy (déjenme a estas alturas ser irreverente y hasta blasfemo con estos acomplejados fantasmones con ínfulas de dioses), se muestra en su forma shivaista (shaiva) como Pashupata, etimológicamente “El Dueño del Ganado”, siendo que las cabezas de ganado (es decir, la humanidad, o, en otras palabras, tú y yo) se identifican como pashu, es decir, como “esclavos sirvientes sometidos por una soga anudada”. Este Pashupata se identifica también como una de las formas del Rudra indostaní, y este a su vez con el babilonio Marduk, el sumerio Enlil, o el acadio Baal o Bel. Todas esas formas mitológicas hacen referencia a un ser supremo, amo, dueño y señor de una humanidad considerada como ganado, a la que estabula, ata con cuerdas y trata a palos cuando le sale rebelde. Si quieres seguir insistiendo en la Medicina para entender lo que ocurre en 2021, hazlo a través de la Medicina Veterinaria: la salud interesa en la medida en la que las cabezas del rebaño produzcan y se sometan a la explotación agropecuaria. La Vacuna (no importa lo que entiendas con esta palabra) tiene la función de garantizar este sometimiento que fundamenta el principio de civilización. El anterior se basaba en la diosa Razón; este que llega se basa en una nueva diosa. El viejo humanismo racional será actualizado con el advenimiento de la nueva era transhumanista.

No soy yo el que lo dice, sino Don Felipe de Borbón, Rey de España, Archiduque de Austria, Conde de Habsburgo, Gran Maestre de las Órdenes Militares, y una de las cabezas visibles de toda esta divina patochada arquitectónica universal, que sentenció el 26 de mayo de 2021: "La vacuna, y no el virus, señala el comienzo de la nueva era."
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

LA CHAKANA por Ibn Asad

www.ladanzafinaldekali.com

Es la mal llamada “cruz inca los españoles bautizaron sin ser conscientes de que el conocimiento metafísico amerindio no necesitaba bautismo. Pues ni cruz era (no al menos de la forma que los cristianos entienden su cruz), ni inca tan solo (pues este símbolo es mucho más antiguo que la Civilización Inca). La Chakana está presente en culturas preincaicas como la del templo de Ventarrón, uno de esos yacimientos que cada vez se muestra más antiguo y que los arqueólogos evitan mojarse al datar. Estamos ante un símbolo metafísico primordial, quizás solo equiparable en su contexto civilizatorio al Sri-Yantra de India: un diagrama del conocimiento supremo, que explica la geometría, proporción y algoritmo con la que el Universo fue creado, o, mejor dicho, está siendo creado, ahora y siempre ahora.

Nosotros, modernos, no hemos pasado de interpretar la Chakana más allá de su superficie durante estos pocos siglos, como resumen cosmológico andino, como modelo astrológico, como calendario de una civilización concreta… y aun siendo todo eso cierto, sólo los que tenemos el coraje de admitir nuestra supina ignorancia, nos empezamos a poder asomar a algo mucho más profundo. Sólo unos pocos empiezan a entender el hondo conocimiento del que la Chakana es depositario. En efecto, expresa el calendario lunar de 364 noches, siendo que una noche al año se queda ajena al calendario, fuera del tiempo. En la dimensión espacial y astrológica, ese punto ajeno al plano físico de la Chakana es Crux, la Cruz del Sur, la constelación guía del principio civilizador cosmológico identificado a Wiracocha, padre de los dioses (análogo a Brahma en India, o Saturno en Europa). O Cruzeiro do Sul tiene el mismo valor en algunas culturas de la ayahuasca, como la doctrina del Santo Daime, en la que el cruzeirinho (llamada en España, Cruz de Caravaca) simboliza el mismo principio. Hoy, 22 de septiembre, inicio de la primavera, sería (para ciertas líneas y estirpes) esa noche fuera del espacio y del tiempo, de acceso a esa “escalera al cielo” que representa la Chakana.

Ciertamente sólo unos pocos modernos (quizás los únicos capaces de reconocer nuestro estadio parvulario en estas materias) se atreverán a penetrar las dimensiones del Símbolo. No sólo el espacio y el tiempo, sino dimensiones que solo podemos abordar desde la geometría multidimensional de polítopos. Así, la Chakana plana supone ser, además del desarrollo de un sólido, el plano guía para sondar la realidad que la Matemática moderna clasifica como Hipercubo, así como el ya citado Sri-Yantra lo es del Gran Icosaedro de Poinsot. Ambos, Chakana y Sri Yantra (como la Merkabá hebrea o la Tetraktys griega), son modelos matemáticos que el cosmos necesita para llegar a darse; son fórmulas que transforman el caos en orden, algoritmos de los que surge el Universo. La realidad es, de manera primordial, un número; el mundo, tal y como lo vivimos, su proyección a escala proporcional.Déjenme que les presente a uno de esos poquitos osados buscadores de la fórmula de la manifestación cósmica.

El autor del libro que supondrá un hito en esta materia, no soy yo ni será ninguno de mis libros. Bajo el heterónimo guaraní de Tacuabé, en los próximos años aparecerá un libro con título Civilization Ordo que transformará la visión que el hombre tiene de la tierra que pisa y la ciudad que habita, sólo comparable en nuestro contexto cultural a La Tabla Esmeralda. Por experiencia propia, consciente del contenido del libro y los tiempos que vivimos, vaticino un esforzado trabajo de Sísifo para sacar adelante esta obra descomunal. No sé si se conseguirá publicar, no sé cuántos años llevará, no sé si se llegará a vender en librerías o si tendrá que difundirse en el subterfugio… lo que sí sé es que Tacuabé tiene la misión vital de servir de canal de Civilization Ordo: un exhaustivo estudio del conocimiento mágico-matemático proyectado en la Geografía, tanto física como política, de nuestro mundo. Civilization Ordo iluminará la correspondencia entre Metafísica y Física, entre lo Supremo y su representación, entre Caos y Orden, entendido este último, como la distribución de los puntos cardinales, la ordenación del territorio, la disposición del escenario donde representamos la tragicomedia de la existencia. Este libro, además de un atlas esotérico, una arithmetica cartográfica, un almanaque del espacio, será, también, una enciclopedia mágico-matemática de la configuración, no sólo de nuestros mapas, países, ciudades, civilizaciones… sino de la realidad que vivimos y no entendemos.

Mientras esa obra en construcción se culmina, aquí tienen un enlace para abrir boca,

https://www.civilizationordo.com/

Y cuando nuestro mundo se caiga a pedazos, al menos sabremos la proporción y medida de cada uno de ellos.

Os recomiendo este libro que vendrá, Civilization Ordo.
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

AYAHUASCA,
¿UNA PANACEA? por Ibn Asad

¿Es la ayahuasca una panacea? Hay que ser claro: no lo es. Ninguna medicina sirve a todas las personas para
cualquier mal, por mucho que se empeñen en imponer este absurdo científico en nuestro desquiciante 2021.
Ningún remedio puede presentarse como universal u obligatorio, sin caer en un fraude médico o de ley. Las
autoridades sanitarias internacionales perpetran hoy con desfachatez lo que jamás he visto realizar a ningún
curandero o chamán, por muy charlatán que sea (que haberlos, los hay), en más de diez años de estudio de
la medicina tradicional amerindia. La ayahuasca no es para todos; y para los sujetos que resulta adecuada,
no lo es de la misma manera, dosis y efecto; como, por lo demás, ocurre con cualquier fármaco.
Sucede también que se trata de un remedio de la medicina tradicional amerindia (concretamente
amazónica), y a diferencia de nuestra medicina moderna alopática, quien suministra el fármaco también
resulta ser una variable importante en la sanación. Aunque parezca extraño para nosotros, la efectividad de
un tratamiento también depende del sanador que lo prescribe. Para que una medicina como ayahuasca
funcione, tiene que facilitarse a través de un hombre (o mujer) medicina que dinamice sus propiedades de
cura. Desde el punto de vista chamánico tradicional, la sanación no es un proceso que se limita a que un
paciente tome una droga, sino que se trata de un complejo circuito orgánico en el que intervienen elementos
como el entorno ambiental de la ingesta, el estado anímico del sujeto, o el conocimiento sutil del sanador.
Mucho más extraño que esto último nos tendría que parecer lo que vemos hoy en día en nuestra sociedad:
pretender que un batallón a sueldo de enfermeras enmascaradas aplique tratamientos masivos a sujetos
anónimos en fila despersonalizados con un DNI, y que funcione. Lo mejor que puede ocurrir con una droga
así aplicada es que resulte inocua.
Sin embargo, precisamente por esto, aunque ayahuasca no sea para todos, todos sí que necesitamos la cura
de ayahuasca. Insertado en una sociedad demente y un sistema político genocida, el ser humano que somos
padece de un mal raíz que no puede diagnosticarse con la medicina moderna, mucho menos erradicarse.
Nos es necesaria una “medicina del alma”, que nada tiene que ver con el sucedáneo que ofrece la Psicología,
ni con el descrédito de las “medicinas alternativas” que no consiguen emanciparse de un paradigma sanitario
que no es sólo que esté muerto, sino que además nos está matando.
No podemos quedarnos en casa encerrados para recibir pasivamente esta cura del alma; hay que salir afuera
y al otro. Se trata de un trabajo que cuesta, que requiere esfuerzo, que exige acción, ritmo, movimiento. La
salud no es un derecho sino una ardua conquista reservada a valientes. La vida no es dejarse vivir, sino
empecinarse en el acto de osadía de saberse vivo. Si crees que vas a evitar la muerte dejándote pinchar de
manera pasiva sentado en un sillón, quizás no sepas lo que la vida te tiene guardado si levantas el culo.
Búscalo, si tienes valor. Si no entiendes estas palabras sobre ayahuasca, quizás es que aún no conoces
ayahuasca.
© 2021, publicado el 1 de octubre de 2021 www.ladanzafinaldekali.com
https://www.patreon.com/lomascendon
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

Oct 15, 2021 at 5:00 AM
PROPUESTA A SEMEJANTES

Estimados compañeros buscadores,

A todos vosotros que sois como yo, almas en búsqueda de una Verdad que se nos ha vedado por nacer como humanos, me dirijo desde el mismo plano horizontal de la tierra que pisamos y compartimos. ¡Qué sé yo si sois muchos o pocos, si no os he contado! ¿Y qué más da cuántos seamos? Digo algunos pocos nombres propios, José Luís de Plural XXI, Iru Landucci, José Luis Camacho, Enrique de ELV, Antonio Hidalgo, Tacuabé, hermanos Barea, Alejandro Bobby K., Peter de la Caverna, Javi, Mario, y un grueso de cuyos nombres no quiero acordarme para no extender el rollo. A todos vosotros que lleváis toda la vida (como yo la mía), entregando la nuestra para dar respuesta a este galimatías cósmico, a este quilombo in crescendo, al acertijo de una esfinge borracha y truhana que a todas horas nos hace trampas, por favor, prestad atención:

Algún iluso dijo que los seres humanos son iguales. Pero nada en la creación es idéntico: la naturaleza encontró en la igualdad un anatema cosmogónico. ¡Ni el blanco de nuestros ojos resulta igual! Somos, eso sí, semejantes, y nuestra semejanza (divina, según las escrituras, aunque les pese a nuestros enemigos), reside en esa peculiaridad honesta e ingobernable de ansia de Verdad y Conocimiento. A algunos de vosotros os identificarán como investigadores, o como youtubers, o como divulgadores, a otros como escritores, o filósofos, o matemáticos, o alquimistas, o ufólogos, o viajeros, o astrólogos, o científicos, o músicos, o místicos, u outsiders, o terraplanistas, o simplemente como tipos raros, negacionistas, o putos locos. Es hora de aniquilar todas esas etiquetas tan ajenas a la Verdad que veneramos, y actualizar nuestra posición a unos tiempos a los que no hace falta esperar para comprobar que algo está cambiando. Algo ya ha cambiado. Veamos si esos cambios pueden aprovecharse a nuestro favor.

Os hago llegar dos recientes descubrimientos:

DESCUBRIMIENTO 1:

Suelo pasar cierto tiempo en bibliotecas. El martes de la semana pasada fui al baño de la biblioteca municipal, como de costumbre, a las nueve de la mañana. Hasta de eso (cagar), he hecho una viciosa rutina camuflada de disciplina. Pero esta vez, ocurrió algo. Estaba sentado en el retrete, cuando de repente, tuve la ridícula visión de mí mismo, y me formulé la pregunta: ¿Cuánto más voy a seguir así? Y aquí extiendo la pregunta: ¿Cuánto más vamos (vais, van) a seguir así? Encontré la respuesta de manera súbita: poco, muy poquito tiempo más. La cuenta atrás se acelera a medida que se acerca al cero; el agua gira más rápida alrededor del desagüe cuando queda poca. Tuve que verme en el espejo, semblante indigno, apretando la evacuación, con una mascarilla colgando de las orejas, unos libros viejos que nadie lee en el suelo sucio, una bombilla tintineante alumbrando mis excrementos, olor a desinfectante sintético… El mundo cayéndose a pedazos, la humanidad en la encrucijada, últimos compases del manvantara, y yo estreñido e incómodo en la biblioteca. No se trata sólo de una iluminación escatológica (en ambos sentidos de la palabra), sino asimilar como un relámpago que no vamos a poder seguir mucho tiempo más operando en esta frecuencia. Ya se ha difundido el mensaje. Ya se han escrito los libros, subido los videos, dado las charlas. ¿También veis como yo que esta vía está muerta? Nos engañaron, una vez más: esta no es una guerra de la información; la información siempre estuvo ahí, accesible a quien quiera acceder. No se trata de información. Siempre se trató de una guerra por el Conocimiento, y es momento de demostrar que el nuestro es operativo.

Dentro de muy poco tiempo, nada de esto que hacemos tendrá sentido hacerlo más. Ya no lo tiene hoy, pero nos empecinamos en el hábito (vicio, diría yo) de creer que el esfuerzo de nuestro trabajo es proporcional a un despertar de la conciencia que se dará o no se dará de todas formas, hagamos lo que hagamos. En breve se delatará con dolor nuestra dependencia para con nuestros enemigos a la hora de exponer sus planes, y lo que es peor aún (traga saliva que esto es jodido), la función de esa exposición en dichos planes. ¿Alguna vez consideraste la posibilidad de que descubrir la trampa forme parte del mecanismo de la trampa? Pues el cepo se está cerrando y todos tenemos puesta la pezuña. Ni las barritas de oro de Daniel Estulin, ni los generales rebeldes de Rafapal, ni los ovnis de Rimbel, ni los gigantes de Alberto Canosa, ni los mantras de Luis Carlos Campos, ni las criptomonedas de Mr. Santos, nos van a ser de mucha ayuda. Hemos cometido el error (quizás no teníamos alternativa) de fundamentar nuestra resistencia en una red suministrada, gestionada y administrada por el enemigo. Es como si fuéramos moscas informando y alertando sobre la amenaza arácnida, en el foro abierto y libre de una telaraña.

Y esto nos lleva al segundo descubrimiento:

DESCUBRIMIENTO 2:

Nuestra consciencia individual, por muy expandida y despierta que presuma estar, resulta fragmentaria y escasa para encarar esto que viene. Nuestra consciencia puede estar enfocada en tal o cual tema, la de uno en la composición de la vacuna, la de este en la Tierra plana, la del otro en el Blue Beam Project, en los ovnis, en la programación mental de las masas, geoingeniería, armas climáticas, lo que sea, y así, la consciencia, embelesada con lo que sabe, se ciega a sí misma con relación al pozo de obscuridad en el que cualquier individuo habita. Como entidades individuales, somos niños tontos que pretenden completar un puzle de mil piezas con una única pieza. Por mucho que giremos y conozcamos la pieza, no encaja. Dependemos de las piezas de los otros niños tontos, y para tener acceso a ellas, hay que empezar por soltar la pieza que tenemos entre manos y ponerla sobre la mesa. Estamos condenados a la cooperación entre nosotros si queremos sobrevivir en los próximos años. ¿Años? ¡Qué pretencioso! Dejémoslo en meses, semanas, días.

Esta cooperación transciende el compartir información por internet o abrir grupos de telegram. Tenemos poco tiempo para establecer una red orgánica y humana de cooperación entre semejantes, que consiga hacer frente a la red tecnológica y antihumana que ya está desplegada a nuestro alrededor, y que solo espera la acción de la manivela. Smart manivela cuántica con tecnología 5G integrada con inteligencia artificial y procesamiento de datos por megacomputadores… pero manivela, al fin y al cabo. Si es una máquina, se puede sabotear. Si conseguimos formar una estructura sencilla y orgánica de funcionalidad antagónica a la de nuestro enemigo, nuestra vida podrá buscar (y de una vez por todas, ¡encontrar!), nuevas áreas de expresión.

No nos hacen falta ni cables, ni antenas, ni internet. Sólo usar la facultad humana que se nos ha calcificado tras años y años de educación obligatoria, contaminación electromagnética, programación mental, alienación social, castración espiritual. El ser humano no ha sido creado para programar por computación o habitar en internet, sino para mejorar su entorno vital y desarrollar redes de cooperación con sus semejantes. Eso es lo que sois para mí (semejantes) y eso es lo que os propongo hacer: actuar como tal, actuar como humanos.

Esta es mi propuesta. Quizás todo esto os parezcan gilipolleces. Algunos lo evaluarán como poco pragmático, demasiado idealista, ciertamente misterioso. Pero el inminente advenimiento de una sociedad absolutamente atomizada y tecnológicamente controlada hasta extremos que ni si quiera este hatajo de conspiranoicos puede concebir, exige que establezcamos esa red. O al menos que lo intentemos mientras tengamos margen para ello. La picadora de carne del sistema nos triturará en menos de lo que creemos si no cooperamos a cierto nivel que transciende las redes sociales. No se trata de canales, seguidores, likes, videos, grupitos… sino de un trabajo profundo consistente, en primer lugar, en reconocernos entre nosotros, para después conocernos, y finalmente, entre todos, conocer. Pues solos no podemos.

Sigo pensando lo mismo que cuando en 2009, terminé La Danza Final de Kali con esta sentencia: ¿Qué palabra elegimos para cerrar esta obra y abrir el silencio que destruye cualquier interrogante? La palabra que nos define como seres humanos: conocimiento.
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

La Jam de esta semana con un mensaje de aviso de lo que viene

tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

YÓ LO SÉ por Ibn Asad- www.ladanzafinaldekali.com

El pasado 2 de noviembre, día de todos los fieles difuntos en España, el profesor Dr. Pablo Campra Madrid, Doctor en Ciencias Químicas y Licenciado en Ciencias Biológicas de la Universidad de Almería presentó DETECCIÓN DE GRAFENO EN VACUNAS COVID19 POR ESPECTROSCOPÍA MICRO-RAMAN, el informe técnico final sobre la presencia de componentes no declarados derivados del grafeno en las diferentes vacunas contra el covid-19, dentro del contexto de la investigación de Ricardo Delgado y el Dr. José Luis Sevillano.

La conclusión es que varios de los objetos encontrados en viales de Pfizer, Astrazeneca, Janssen y Moderna presentan identidad con el material óxido de grafeno, verificada por señales espectrales de vibración RAMAN, técnica que complementa la microscopía del informe preliminar del pasado mes de junio de 2021. De manera objetiva, se ratifican científicamente dos puntos que el informe desafía a refutar con el mismo método científico:

1) En las vacunas de covid-19 hay, al menos, un componente no declarado en su composición por sus fabricantes. Al ser varios los laboratorios responsables y un mismo material común no declarado presente en todas las vacunas covid (óxido de grafeno), se infiere que su no declaración es intencionada.

2) El óxido de grafeno es un tóxico que daña la salud del organismo a varios niveles: trombótico, neurodegenerativo, cardiovascular, pulmonar, mutagénico (cáncer)… La demostrada toxicidad del material encontrado explica su no declaración oficial y el fraude de las farmacéuticas y los órganos controladores.

Estas son las dos conclusiones objetivas inferidas de manera inmediata a través del Informe Campra. Lo sabemos. Yo lo sé. Tú lo sabes (al acceder al informe adjunto en PDF en esta publicación). Lo sabe a quien se lo envíes.

A un nivel subjetivo, este informe científico argumenta conclusiones más personales, pero igualmente ratificadas a lo largo de estos veinte meses de escalada bélica tras la infame coartada de la pandemia del covid-19. A saber, tres puntos.

1) Se pretende inocular un tóxico a la mayor parte de la población mundial bajo pretexto de una campaña de vacunación. La peculiaridad de este tóxico reside en que actúa de manera destructiva de forma remota con estimulación electromagnética, y que, al tratarse de un nanomaterial altamente resistente, permanece en estado latente durante varios meses sin que la víctima advierta nada.

2) Los poderes públicos están empujando a este envenenamiento masivo hasta el punto de hacer obligatoria una presunta vacuna que, en el mejor de los casos, no evitaría el contagio de un hipotético virus. En el peor de los casos, presentado como verosímil a través del Informe Campra, los estados y sus gobiernos están intoxicando a los ciudadanos con una sofisticada arma silenciosa

3) Este ataque genocida controlado y escalonado se articula dentro del contexto de la Agenda 2030 y sus políticas de reducción poblacional y sostenibilidad medioambiental. Bajo pretexto de inmunizar a la población de un virus (recordemos que ninguna vacuna inmunizaría de nada pues se reconoce de manera oficial su ineficacia a unos meses vista), se está introduciendo la bio-nano-tecnología necesaria para la inauguración del paradigma transhumanista.Resulta muy probable que los medios oficiales silencien el Informe Campra y ninguneen las investigaciones derivadas de él. También es muy probable que, tras su reciente presentación, se precipiten los acontecimientos en la cascada de las próximas semanas, y que, en el caos social e informativo, y el estado de excepción de las circunstancias, de poco o de nada sirva este informe para defenderse del recrudecimiento de la ofensiva. Sin embargo, a fecha de hoy, 5 de noviembre, acceder a esta información tras leer este texto, te hace consciente de que nos están matando. Peor aún si cabe: nos están obligando a que aceptemos la muerte y la de nuestros seres queridos.

Ahora tú lo sabes. Házselo saber a los que quieres. ©Publicado el 5 de noviembre de 2021, en

www.ladanzafinaldekali.com
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

MI GENERACIÓN PERDIDA

Nacimos sin dudas, convencidos, dando por hecho la libertad que por derecho nos correspondía. Y nos lo creímos, ingenuos, cándidos, palurdos, y dijimos sí a todo lo que no convenía negar. Vimos la luz (década arriba, década abajo), al mismo tiempo que El fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama, a la vez que la Caída del Muro y su consecuente Monsters of Rock en Moscú, al unísono del silbido de una flecha flamígera que inflamara el pebetero de Barcelona 92. Los que nos precedieron nos recriminan que lo tuvimos todo; los que nos continuaron nos reprochan que no hicimos nada.

Nacimos sin deudas, cómodos, arrogantes, encogidos de hombros ante lo que parecía una verdad incuestionable: el mundo era finalmente un lugar gobernado por los buenos de las películas que nos hicieron tragar. Vimos tele y cine en VHS y DVD por un tubo: la Segunda Guerra Mundial, el Lejano Oeste, James Bond, Indiana Jones, Rambo… todo ratificaba que los malos habían perdido y fenecido, y que nosotros, por existir, pertenecíamos a los vencedores que disfrutaban del mejor de los mundos posibles: Democracia, Estado del Bienestar, Sociedad de Consumo, Imperio de la Ley, Derechos Constitucionales... no era jauja pero casi; era lo que nos merecíamos.

Y fuimos a la escuela no tanto a aprender sino a dejarse enseñar. Nos inocularon el desprecio por la tradición, por la ciencia de los antiguos, por la curiosidad propia de los niños que aún éramos. El conocimiento no era la conquista última de un espíritu individual, sino el consenso conveniente a acatar por contrato social. Educarse no es más que repetir los errores de otro en el entorno controlado del colegio, y así empezaron a medirnos: con números, notas, notables, bienes, aprobados raspados, ochos, ceros, nueves, progresa adecuadamente o necesita mejorar. Y así también nos empezamos a medir entre nosotros: se aspiraba a ser ingeniero, abogado, médico, o a trabajar en eso de la informática, que decían que era el futuro.

¡Y vaya si lo era! Por eso fuimos a la universidad: porque no teníamos otro porvenir que el de la fatuidad. La carrera universitaria no es más que una formación profesional de cintura para arriba. Se nos adiestró para ser aceptados en un mercado laboral que aborrece nuestra esencia humana, que penaliza la creatividad. Fue necesario disfrazarse de universitario para disimular nuestra inutilidad. En eso consiste estar preparado en esta sociedad competitiva: fingir que se es imprescindible e irremplazable cuando nada ni nadie advertiría tu muerte en la empresa a la mañana siguiente. Al contrario: los que nos remplacen (¿por ventura robots?) lo harán mejor y más barato. Para eso sirvió (y sirve) la universidad: para aprender a aparentar trabajar por medio de computadoras, hasta que estas ya no necesiten nuestro paripé productivo. Para eso sirve la universidad… para eso y para disfrutar de alguna beca Erasmus, obtener descuentos de estudiante, realizar escapadas con vuelos low cost, emborracharse, juergas y tener los primeros escarceos erótico-sexuales… escarceos que, para muchos de la añada, digámoslo todo, también serían los últimos.

Esta generación se inició en el amor desde esa misma manera enfermiza, cobarde y mezquina de operar: se insistió en la coordenada monogámica y en un destartalado romanticismo, no ya artístico-decimonónico, sino de bodrio de Hollywood. Nos empecinamos en tener una pareja para siempre o para siempre ninguna; y nos empeñamos, erre que erre, en un matrimonio que ya no se sostiene como institución. Y nos casamos, e hicimos bodorrio con fiesta, tras ambas despedidas de soltero, con pollas en la cabeza para ellas, y con stripper en la tarta para ellos. En relación a la sexualidad, se adoptó todo lo que tenía de cadavérico y miserable el modelo tradicional, y todo lo que tenía de torcido y fantasmagórico la revolución sexual que nos metieron entre el pollo y las patatas: se mezclaron las letras de Laura Pausini con la porno codificada de canal plus, misturamos el sota, caballo y rey de la sexualidad conyugal con la suscripción a Blazzers, combinamos corazoncitos de San Valentín con vales descuento en la compra del Satisfyer®. ¿Resultado? Pues el horror. Mujeres insatisfechas, hombres frustrados, niños que no saben qué rayos son, si género binario o helicópteros apache, divorcios, peleas por custodias mal compartidas, sufrimiento, suicidios, violencia que llaman de género, matrimonios inertes, casados célibes, parejas que no follan… y algo que sólo yo me atrevo a decir (estoy acostumbrado a quedarme solo cuando digo ciertas cosas): es muy raro encontrarse a un hombre o a una mujer nacidos entre 1975 y 1990 que tengan una vida sexual mínimamente activa, coherente y sana.

Y así, mi generación encaró el siglo XXI, sin más expectativas que la inercia derivada de la huida hacia delante de la posmodernidad. ¿Qué hacer? Pues lo que hacen los otros: fingir que se hacen cosas y que son importantes. Y no preguntes. Estudiar para trabajar; trabajar para tener dinero; tener dinero para formar una familia; formar una familia para que tus hijos sigan con este rollo. ¿Qué más le puedes pedir a la vida? Un buen trabajo, un amor para siempre, unas vacaciones pagadas, un sistema de salud como en Finlandia, una dieta equilibrada como la mediterránea, un clima suave en verano, comida con los suegros el domingo, cena de empresa en navidad, cubata con los colegas del gimnasio, una serie nueva en Netflix, el enésimo partido del siglo Barça-Madrid, fotos de tu viaje a Tailandia con las amigas, lucir escote a los cuarenta en Instagram... ¡Y es que tampoco hay más!

Entonces llegó el año 2020. Nos estábamos haciendo egoístas cábalas, trazando locos planes de realidad virtual, echando la cuenta de la lechera posmoderna; “En diez años pago el piso”, “A ver si apruebo la oposición y me dan plaza”, “El año que viene nos casamos”, “Cuando me hagan fijo me compro el BMW”, “Si pierdo cuatro kilos, los leggins me sentarán requetebién”; y en plena fantasía disparatada que identificamos como nuestra vida, se plantea una guerra que va mucho más allá de una supuesta pandemia del nuevo coronavirus: una gran guerra al modo épico y espiritual, como la de Troya o la de la Bhagavad Gita. El mismo sistema que nos ha parido, criado y cebado, ahora quiere sacrificarnos. Esto no va a parar hasta barrenos por completo y se dé a luz a un nuevo mundo cuya novedad es que nosotros ya no estaremos en él. Y en la medida en la que se crea a pies juntillas en todas esas mentiras que escuchamos desde la cuna y en todos los embustes en los que hemos participado, esta inmolación se vivirá de una forma más y más dolorosa. Si llevamos más de treinta años tragándonos todo este cuento, el sufrimiento durante esta década se hará insoportable. ¿Cómo admitir que el sistema ese al que a capa y espada hemos defendido, ahora nos quiera eliminar como ratas? ¿Cómo es posible que el Estado que creíamos que velaba por nosotros ahora nos mienta y engañe a traición? ¿En qué cabeza cabe que los poderes públicos se confabulen entre ellos para nuestra merma y aniquilamiento? ¿Qué mente retorcida puede pensar que estas instituciones tan nobles y esplendorosas (académicas, científicas, sanitarias, judiciales…) su vuelvan contra los ciudadanos? ¿Cómo creerse que alguien, de forma premeditada y controlada, nos esté matando? Pues créetelo, chaval. Eso es exactamente lo que está ocurriendo. Y si no consigues verlo, quizás sea mejor así a estas alturas: la muerte que nos reservan no resulta más miserable que la vida a la que nos han sometido.


Nacimos sin dudas, convencidos, dando por hecho la libertad que por derecho nos correspondía. Y nos lo creímos, ingenuos, cándidos, palurdos, y dijimos sí a todo lo que no convenía negar. Vimos la luz (década arriba, década abajo), al mismo tiempo que El fin de la historia y el último hombre de Francis Fukuyama, a la vez que la Caída del Muro y su consecuente Monsters of Rock en Moscú, al unísono del silbido de una flecha flamígera que inflamara el pebetero de Barcelona 92. Los que nos precedieron nos recriminan que lo tuvimos todo; los que nos continuaron nos reprochan que no hicimos nada.

Nacimos sin deudas, cómodos, arrogantes, encogidos de hombros ante lo que parecía una verdad incuestionable: el mundo era finalmente un lugar gobernado por los buenos de las películas que nos hicieron tragar. Vimos tele y cine en VHS y DVD por un tubo: la Segunda Guerra Mundial, el Lejano Oeste, James Bond, Indiana Jones, Rambo… todo ratificaba que los malos habían perdido y fenecido, y que nosotros, por existir, pertenecíamos a los vencedores que disfrutaban del mejor de los mundos posibles: Democracia, Estado del Bienestar, Sociedad de Consumo, Imperio de la Ley, Derechos Constitucionales... no era jauja pero casi; era lo que nos merecíamos.

Y fuimos a la escuela no tanto a aprender sino a dejarse enseñar. Nos inocularon el desprecio por la tradición, por la ciencia de los antiguos, por la curiosidad propia de los niños que aún éramos. El conocimiento no era la conquista última de un espíritu individual, sino el consenso conveniente a acatar por contrato social. Educarse no es más que repetir los errores de otro en el entorno controlado del colegio, y así empezaron a medirnos: con números, notas, notables, bienes, aprobados raspados, ochos, ceros, nueves, progresa adecuadamente o necesita mejorar. Y así también nos empezamos a medir entre nosotros: se aspiraba a ser ingeniero, abogado, médico, o a trabajar en eso de la informática, que decían que era el futuro.

¡Y vaya si lo era! Por eso fuimos a la universidad: porque no teníamos otro porvenir que el de la fatuidad. La carrera universitaria no es más que una formación profesional de cintura para arriba. Se nos adiestró para ser aceptados en un mercado laboral que aborrece nuestra esencia humana, que penaliza la creatividad. Fue necesario disfrazarse de universitario para disimular nuestra inutilidad. En eso consiste estar preparado en esta sociedad competitiva: fingir que se es imprescindible e irremplazable cuando nada ni nadie advertiría tu muerte en la empresa a la mañana siguiente. Al contrario: los que nos remplacen (¿por ventura robots?) lo harán mejor y más barato. Para eso sirvió (y sirve) la universidad: para aprender a aparentar trabajar por medio de computadoras, hasta que estas ya no necesiten nuestro paripé productivo. Para eso sirve la universidad… para eso y para disfrutar de alguna beca Erasmus, obtener descuentos de estudiante, realizar escapadas con vuelos low cost, emborracharse, juergas y tener los primeros escarceos erótico-sexuales… escarceos que, para muchos de la añada, digámoslo todo, también serían los últimos.

Esta generación se inició en el amor desde esa misma manera enfermiza, cobarde y mezquina de operar: se insistió en la coordenada monogámica y en un destartalado romanticismo, no ya artístico-decimonónico, sino de bodrio de Hollywood. Nos empecinamos en tener una pareja para siempre o para siempre ninguna; y nos empeñamos, erre que erre, en un matrimonio que ya no se sostiene como institución. Y nos casamos, e hicimos bodorrio con fiesta, tras ambas despedidas de soltero, con pollas en la cabeza para ellas, y con stripper en la tarta para ellos. En relación a la sexualidad, se adoptó todo lo que tenía de cadavérico y miserable el modelo tradicional, y todo lo que tenía de torcido y fantasmagórico la revolución sexual que nos metieron entre el pollo y las patatas: se mezclaron las letras de Laura Pausini con la porno codificada de canal plus, misturamos el sota, caballo y rey de la sexualidad conyugal con la suscripción a Blazzers, combinamos corazoncitos de San Valentín con vales descuento en la compra del Satisfyer®. ¿Resultado? Pues el horror. Mujeres insatisfechas, hombres frustrados, niños que no saben qué rayos son, si género binario o helicópteros apache, divorcios, peleas por custodias mal compartidas, sufrimiento, suicidios, violencia que llaman de género, matrimonios inertes, casados célibes, parejas que no follan… y algo que sólo yo me atrevo a decir (estoy acostumbrado a quedarme solo cuando digo ciertas cosas): es muy raro encontrarse a un hombre o a una mujer nacidos entre 1975 y 1990 que tengan una vida sexual mínimamente activa, coherente y sana.

Y así, mi generación encaró el siglo XXI, sin más expectativas que la inercia derivada de la huida hacia delante de la posmodernidad. ¿Qué hacer? Pues lo que hacen los otros: fingir que se hacen cosas y que son importantes. Y no preguntes. Estudiar para trabajar; trabajar para tener dinero; tener dinero para formar una familia; formar una familia para que tus hijos sigan con este rollo. ¿Qué más le puedes pedir a la vida? Un buen trabajo, un amor para siempre, unas vacaciones pagadas, un sistema de salud como en Finlandia, una dieta equilibrada como la mediterránea, un clima suave en verano, comida con los suegros el domingo, cena de empresa en navidad, cubata con los colegas del gimnasio, una serie nueva en Netflix, el enésimo partido del siglo Barça-Madrid, fotos de tu viaje a Tailandia con las amigas, lucir escote a los cuarenta en Instagram... ¡Y es que tampoco hay más!

Entonces llegó el año 2020. Nos estábamos haciendo egoístas cábalas, trazando locos planes de realidad virtual, echando la cuenta de la lechera posmoderna; “En diez años pago el piso”, “A ver si apruebo la oposición y me dan plaza”, “El año que viene nos casamos”, “Cuando me hagan fijo me compro el BMW”, “Si pierdo cuatro kilos, los leggins me sentarán requetebién”; y en plena fantasía disparatada que identificamos como nuestra vida, se plantea una guerra que va mucho más allá de una supuesta pandemia del nuevo coronavirus: una gran guerra al modo épico y espiritual, como la de Troya o la de la Bhagavad Gita. El mismo sistema que nos ha parido, criado y cebado, ahora quiere sacrificarnos. Esto no va a parar hasta barrenos por completo y se dé a luz a un nuevo mundo cuya novedad es que nosotros ya no estaremos en él. Y en la medida en la que se crea a pies juntillas en todas esas mentiras que escuchamos desde la cuna y en todos los embustes en los que hemos participado, esta inmolación se vivirá de una forma más y más dolorosa. Si llevamos más de treinta años tragándonos todo este cuento, el sufrimiento durante esta década se hará insoportable. ¿Cómo admitir que el sistema ese al que a capa y espada hemos defendido, ahora nos quiera eliminar como ratas? ¿Cómo es posible que el Estado que creíamos que velaba por nosotros ahora nos mienta y engañe a traición? ¿En qué cabeza cabe que los poderes públicos se confabulen entre ellos para nuestra merma y aniquilamiento? ¿Qué mente retorcida puede pensar que estas instituciones tan nobles y esplendorosas (académicas, científicas, sanitarias, judiciales…) su vuelvan contra los ciudadanos? ¿Cómo creerse que alguien, de forma premeditada y controlada, nos esté matando? Pues créetelo, chaval. Eso es exactamente lo que está ocurriendo. Y si no consigues verlo, quizás sea mejor así a estas alturas: la muerte que nos reservan no resulta más miserable que la vida a la que nos han sometido.
tubi
Mensajes: 39
Registrado: 30 Ago 2021, 18:09
Ha agradecido: 9 veces
Ha sido agradecido: 59 veces

Re: Artículos Ibn Asad (Lomas Cendón)

Mensaje por tubi »

EXPERTOS HASTA EN SUICIDIO

Ya hay más expertos que personas normales. Y cuantos más expertos se presentan como tal, más descontrolada se muestra la amenaza de la que dicen ser expertos. No encontrarás expertos en algodón de azúcar o expertos en berberechos; pero expertos de cosas nefastas (expertos en pandemias, en desastres climáticos, en volcanes…) de esos encontrarás al menos veinte tras levantar cualquier piedra.

Experto proviene de la voz latina experitus, experimentado, el que tiene experiencia. Aunque estamos acostumbrados a escuchar a expertos sentando cátedra sin tener experiencia alguna (por ejemplo, los expertos contra la droga que se ponen a hablar del tema sacando pecho de no haberla experimentado nunca), la esperteza en un asunto como el suicidio se pone en entredicho por si sola. ¿Quién puede aportar experiencia en suicidarse? Pues nadie. A lo sumo, experiencia en tentativas. Es decir, que el mayor experto en suicidios tendrá que presentarse como reconocido fracasado e inepto práctico en la materia. El resto del comité lo conforma el séquito de psicólogos, psiquiatras y funcionarios de observatorios que no pueden hacer otra cosa que observar, y de fundaciones para la prevención que, a los datos me remito, parecen sólo fomentarlo. Paradojas posmodernas: cuantos más recursos se dedican a la lucha contra la droga, más droga se consume; cuanto más se legisla contra la violencia machista, más mujeres mueren asesinadas. Y por supuesto, con la proliferación del chiringuito de moda (el de la salud mental y el suicidio), vendrá un consecuente aumento de casos de suicidio. ¿Más si cabe que ahora? Más. Mucho más.

Lo que a mí me repatea hasta encender la ira es ese paternal sentimentalismo y cierto tufo a superioridad moral con el que tratan el suicidio por parte de esos medios y asociaciones, con videos en tonos pastel, mensajes con eslóganes más propios de anuncios de tampones, melodías emotivas de piano de fondo, explotación de primeros planos de los pobres familiares. Siempre tratan a los suicidas como tarados que no supieron superar su enfermedad mental ni comunicar lo que estaba ocurriendo con ellos antes de tomar aquella terrible decisión. Nausea. En este momento del video suena algo de Erik Satie. Después divagan en sus causas y diversos factores determinantes, que si el desempleo, que si la depresión, que si el alcohol… La misma bisutería sentimental y el eterno bucle victimista que veíamos en las asociaciones contra la droga en los años noventa, lo vemos ahora con este asunto, espoleados ambos por la agenda globalista que, a fin de cuentas, es quien siempre paga el cotarro cuando se trata de muerte. ¿Alguien duda de que el sistema no vaya a hacer un lucrativo negocio con el suicidio como ya lo hizo tiempo atrás con la droga, el aborto o la eutanasia? ¡Pues claro! Ya están montando el tinglado. Y sus expertos ya están justificando su asalariada existencia asegurando buscar la causa del suicidio.

Eso es fácil y os la encuentro yo aquí gratis: la gente se suicida porque todo esto es insoportable, incluido que existan esos buitres alrededor del suicida. Las personas se suicidarán cada vez más porque están insertadas en un sistema que les trata como basura. Los suicidios irán en aumento porque en aumento va el montón de mierda que hemos agolpado como lugar inhabitable para vivir. Que alguien quiera quitarse la vida no se debe a un trastorno mental, la depresión o al alcoholismo; se debe a una reacción natural y saludable ante un entorno que es una odiosa colonia penitenciaria sin previsión de amnistía. El infierno de 2021 va mucho más allá de lo tolerable del cristiano valle de lágrimas o el samsara budista. Aborrecerlo es signo de lucidez, sensatez y consciencia. Los motivos para suicidarse son muchísimo más numerosos y de peso que los que se te ofrecen para aguantar todo este indigno calvario que estamos sufriendo, y (aunque los expertos del observatorio no lo digan), en un suicida cualquiera hay muchísima más vida, salud y valor, que en cualquier sonriente triunfador del sistema apegado a lo mundano como una garrapata que se agarra al cuerpo que parasita.

Los motivos que encuentra un suicida para matarse son casi todos los existentes, y he aquí el único y determinante punto que me diferencia del suicida: ese casi. Los motivos para desear la muerte son casi todos, y nosotros humanos (o al menos yo) estamos aquí por y para la excepción. Si son casi todos, habrá que buscar (o en su defecto inventar) ese excepcional motivo para seguir viviendo. Basta un motivo para vivir, si se vive de verdad, para seguir viviendo hacia más verdad. Descubrir la misteriosa fuente personal de vida en gerundio no tiene que ver necesariamente con Dios, religión o espiritualidad. Se puede querer seguir viviendo también por cabezonería, curiosidad o ganarle una apuesta a un amigo. Se puede querer seguir viviendo por grandes palabros en mayúscula como Amor, Belleza o Libertad, pero también por las bragas tendidas de la vecina, la ermita de mi pueblo o el humus del mercadona. Se puede querer seguir viviendo en este mundo porque sigue habiendo música en él, libros, arte, también plantas y hongos enteógenos, instrumentos musicales, vaginas fragantes, talleres de lutier, colecciones numismáticas, bailarinas sugerentes, temazcales, gatos, açaí, acarajé, hogueras de solsticio… en fin, te hablo de lo que a mí me sirve. Tienes también la conversación con un semejante, la amistad, mi amistad, la que aquí te brindo. En última instancia, buscar el motivo para vivir también puede ser un motivo para vivir.

Una lectora me escribió un correo explicándome su intención de suicidarse. Querida amiga, no tienes que darme explicaciones. Te entiendo. ¿Cómo no entenderte? Entiéndeme a mí si te digo que prefiero este mundo contigo en él. Contigo y con mucha gente como tú. Porque si tú te vas, se quedan Risto Mejide, Christine Lagarde y Miguel Ángel Revilla. ¡Esos siempre se quedan! ¡Pues no me hagas la putada de dejarme a solas con esos! Te dedico este artículo si me haces este favor, aunque sea a modo de último pedido: ¡Espera un poquito más! Aguanta lo que tú puedas aguantar, unos meses, un año, un lustro… Espérate un rato más antes de irte. ¿Quién sabe? Quizás algo que no entendemos ni esperamos nos sorprenda.


© 19 de noviembre de 2021, www.ladanzafinaldekali.com
Responder